Gigante (mitología)

Saxo Grammaticus, por ejemplo, argumentaba que los gigantes tenían que existir, porque ninguna otra cosa explicaría los grandes muros, monumentos de piedra, y estatuas de tamaño y peso colosal.

Los gigantes y cabezudos son personajes de desfiles callejeros en las fiestas españolas.

Enkidu, su compañero en la Epopeya de Gilgamesh aparece como un ser primitivo, incivilizado e incluso practicante del bestialismo, aunque no deja de ser un personaje positivo que se convierte en compañero del héroe.

Los ogros y troles son criaturas humanoides semejantes a los gigantes que también aparecen en el folclore de varias regiones europeas.

La tradición posterior a la Biblia sostiene que Nemrod era un miembro de esta raza.

Es en la Biblia donde se puede encontrar una mayor cantidad de referencias: Génesis 6.4 ; Deuteronomio 2.10, 3.11.18; Josué 12.4, 13.12, 15.8; 2º Samuel 21.16; 1º Crónicas 20.4-7 y Job 16.15.

Los jentilak parecen representar al propio pueblo vasco precristiano, montañés por excelencia.

Por otra parte está Tartalo (con variaciones como Torto o Alarabi), que es un cíclope antropomorfo, gigantesco, con un solo ojo en medio de la frente.

Su tamaño es descomunal al igual que su fuerza, y su entretenimiento favorito es tirar piedras de un monte a otro.

Cuenta la leyenda, que debido a este entretenimiento se crearon varias construcciones existentes hoy en día.

Al contrario que otros personajes también gigantes, como los "Jentilak", Tartalo es perverso, de instintos salvajes y muy agresivo.

Se cree que habitaba en el monte Saadar en Cegama (Guipúzcoa) donde hay un dolmen llamado Tartaloetxea (casa de Tartalo).

El coloso (1808), óleo tradicionalmente atribuido a Goya .
En un manuscrito indio (hacia 1890), los padres de Krisná recuperan a su bebé del pecho de la giganta Putana. En la figura inferior se ve el proceso de cremación de Putana.
Artemisa enfrentándose a un gigante.