Pulgarcito (Perrault)

Esta vez Pulgarcito fue arrojando migas de pan en lugar de piedras pero los pájaros se las comieron y no fue capaz de encontrar el camino, así que se vieron obligados a dar vueltas por el bosque hasta llegar a una casa donde una mujer les abrió la puerta.Cuando llegó el ogro, la mujer les escondió debajo de una cama, pero su marido olfateó la carne fresca y descubrió a los niños.Así ocurrió y fueron las pequeñas ogresas las que, mientras dormían, murieron a manos de su propio padre.[2]​ Cuando el ogro advirtió lo que había sucedido persiguió a los niños calzando sus botas de siete leguas, llamadas así porque esa era la distancia que le permitían abarcar con cada zancada.La esposa del ogro, asustada, le dio todo lo que poseía.
El pequeño Pulgarcito, ilustración de Heinrich Leutemann o Carl Offterdinger (finales del siglo XIX )