[5] En 1883, se trasladó con su familia a Barcelona, atraído por la prosperidad laboral que ofrecía la futura Exposición Universal de 1888.
En ese año entró a formar parte del equipo de colaboradores del arquitecto Lluís Domènech i Montaner, siendo esta colaboración decisiva para que Homar pudiera definir un estilo en el ámbito decorativo, y a la vez hacerse una clientela.
Este último, en esta época, le encargó varios proyectos, como la realización del mobiliario de la Casa Amatller.
En esta nueva etapa, Gaspar Homar se asoció con su cuñado, el ebanista Joaquim Gassó.
[12] Un proyecto que se puede destacar en estos años es uno de sus primeros conjuntos en estilo reposado y sereno, que elaboró para amueblar Casa Trinxet (1904), una obra de Josep Puig i Cadafalch.
En el comedor, en el que Joaquim Mir realizó las pinturas, Homar decoró los muebles, creando aplicaciones de metal que representan plantas florecidas y ramas de olivo típicas del gusto sezessionista.
Gracias a la información proporcionada por Alexandre Cirici i Pellicer, fue posible seguir los diferentes conjuntos que realizó durante toda esta etapa, aunque muchas de las obras mencionadas quedan dispersas.
Para esta casa, Homar proyectó un mobiliario diferente, de estilo floral, tímidamente goticista y bastante japonizante que presentaba la arquitectura del edificio.
El influyente arquitecto Domènech i Montaner encargó el amueblamiento de estas dos viviendas burgueses a Gaspar Homar, cuyos talleres suministraron todos los accesorios decorativos y funcionales.
[17] No será extraño encontrar modelos repetidos, sobre todo en el ámbito de la marquetería y los paneles con mosaicos.
El conjunto de mobiliario encargado por Lluís Domènech i Montaner a Homar para la casa Lleó Morera es el más atractivo del modernismo en Cataluña.
Las boiseries son decoradas con grandes marqueterías, con influencias japonitzantes, con carnaciones de personajes en relieve.
Representan doncellas prerrafaelitas en medio de guirnaldas, árboles floridos y estanques con cisnes.
Los muebles también son decorados con tallas en los elementos de estructuras y marqueterías en los paramentos.
La mesita y las sillas son adornadas con flores estampadas libremente, pero con simetría.
El encargo del mobiliario, las lámparas y aparatos de iluminación, los cortinajes, alfombras, algunos mosaicos decorativos, la metalistería aplicada (las manijas, las bisagras u otras aplicaciones metálicas a los muebles) y la carpintería artística (las puertas, los techos, las boiseries con marqueterías o los parqués), entre otros objetos decorativos, fueron encargados Gaspar Homar.
Como buen modernista, Homar coleccionaba estampas japonesas, cerámica de reflejos metálicos, vidrios antiguos y tapices.
Emil Orlik fue quien introdujo esta técnica en Europa, tras aprender el procedimiento durante una estancia en Japón.
Estas fueron las maderas principales empleadas para Homar, aunque llegó a utilizar cerca de cuarenta variedades.
En sus marqueterías, el orientalismo es un componente esencial y se manifiesta tanto desde un punto de vista iconográfico como compositivo.
El alumbrado eléctrico devenía usual en todas las capitales y Homar tuvo que adaptar sus lámparas de gas a este sistema.
En los inicios, los operarios de su taller tuvieron que improvisar con la técnica pero rápidamente lograron resultados satisfactorios.
Inicialmente los rostros y las carnaciones eran realizados con mosaico veneciano con esmaltes vítreos, pero más tarde, por influencias orientales, concibió la idea de hacerlas aparecer en bajorrelieve.
La renovación aportada por el Art Nouveau en todas las disciplinas de las artes aplicadas, alcanzó su máxima expresión en el campo del textil.
Sin embargo, buena parte del mobiliario modernista ya no conserva el tapizado original debido al desgaste causado por el uso.