El kakemono (掛け物), en el arte japonés, es un objeto que se cuelga de la pared, generalmente una pintura o caligrafía.
Los orígenes del kakemono se sitúan en la China de la dinastía Tang (siglos VII-IX).
Posteriormente fue introducido en Japón durante el período Heian de manos del budismo esotérico.
Con el establecimiento del estilo residencial palatino de la arquitectura shoin, el kakemono encontró su situación definitiva en el tokonoma, donde la imagen del rollo colgado y de la fornícula se complementan la una a la otra.
Cuando el kakemono no está expuesto, se enrolla alrededor del jiku inferior, y el cordel del jiku superior -que sirve para colgarlo-, se utiliza para mantenerlo enrollado.