En esta época, Austria sufre de problemas en todos los sectores: social, económico, religioso, político, monárquico... que contrastan con un ambiente idealista.
Los portavoces de este movimiento son: Gustav Klimt, Koloman Moser, Ferdinand Andri y Joseph Maria Olbrich (arquitecto) entre otros.
Aunque la secesión es incluible en el modernismo, típico de fines del período histórico y cultural conocido como la Belle Époque (1871-1914), corresponde señalar que presenta importantes diferencias con el coetáneo Art Nouveau y con otros estilos semejantes al Art Nouveau (el Liberty o floreale italiano o el modernismo español por ejemplos); en la secesión, aunque se busca la elegancia, predomina la sobriedad formal, e incluso cierta severidad, en los casos en que se transgrede la sobriedad sale a la luz el expresionismo, en muchos aspectos por su rupturismo la secesión ya es incluible dentro del vanguardismo.
Los artistas vieneses querían dar a su arte una expresión despojada de sus velos y nada envuelta en accesorios.
En 1903, se forma una nueva agrupación de artistas en torno a los llamados Wiener Werkstätte o Talleres Vieneses, en los que colaborarían Gustav Klimt, Egon Schiele, Oskar Kokoschka, y otros.