[13] En 1948, Federico fue seleccionado para el campeonato de "Educación y Descanso" en Madrid.
Se cayó cerca de la meta al chocar con un espectador, y tuvo que conformarse con el quinto puesto.
Fue durante este período cuando conoció a su futura esposa, Fermina Aguilar Sánchez.
[15] En la temporada 1952, se presentó a la carrera Madrid-Toledo, en la que corrían muchos ciclistas profesionales.
Tras algunos problemas con su licencia como ciclista independiente, se le permitió tomar la salida, pero fuera de concurso.
Cruzó la línea de meta en primer lugar, pero la victoria final se le adjudicó a Julián Berrendero.
Como bajar con la rueda maltrecha y sin frenos era una locura, esperó al coche de apoyo en la cima.
[10] Con el maillot de la escuadra Splendid obtuvo su primera victoria internacional, venciendo en la subida al Mont Agel en Mónaco, en la que un todavía desconocido Bahamontes se impuso al favorito, Gilbert Bauvin.
Julián Berrendero, seleccionador español, le había visto en la Vuelta a Asturias, y lo incluyó en el equipo español que iba a correr el Tour ese mismo año.
[3] Este hecho fue erróneamente interpretado durante mucho tiempo como un gesto deliberado de Federico para remarcar su superioridad en la montaña ante sus rivales.
En 1955 no fue especialmente brillante: repitió victoria en la subida al Monte Agel y en la Vuelta a Asturias.
Su primera participación en la Vuelta a España, en la que venció el francés Jean Dotto, se saldó con un modesto puesto 21 en la general.
[21] A pesar de una Vuelta a España que no colmó su ambición (acabó cuarto de la general, con Jesús Loroño en segunda posición y el italiano Angelo Conterno en lo más alto del podio), y un Giro que no pudo finalizar tras una dramática ascensión al Bondone en medio de una descomunal nevada,[3] en el Tour tuvo una actuación destacada.
[3] En el Tour, al que acudió con grandes expectativas, volvieron sus problemas con Loroño.
En su segundo Giro, consigue una etapa, pero lastrado por una caída no puede brillar en la montaña, logrando un discreto puesto 17 en la clasificación general.
Sin embargo, inicia una espectacular remontada en los Pirineos, que le permitirá ganar dos etapas, hacerse con el premio de la montaña y con la octava plaza en París.
En esta edición, Charly Gaul hizo valer su categoría como escalador para obtener el primer puesto de la general.
Una larga escapada en los Pirineos y su victoria en la cronoescalada del Puy-de-Dôme le supusieron una importante ventaja.
En los Alpes, se asoció con el también escalador Charly Gaul y aunque tanto Henri Anglade como Jacques Anquetil le recortaron tiempo, no supusieron una amenaza para el corredor español, que aventajaría a Anglade, segundo clasificado, en más de cuatro minutos al final del Tour.
Todavía afectado por la lesión, se negó a participar en la Vuelta, pero la insistencia de la organización y un generoso contrato hicieron que tomase la salida.
Pese a su precario estado de forma, se le presionó para que defendiera su título en la ronda francesa, pero tuvo que abandonar en la segunda etapa, aumentando el clamor de la prensa en su contra.
Los equipos nacionales dieron paso a las escuadras comerciales, y Bahamontes fichó por el equipo francés Margnat-Paloma, dirigido por Raoul Rémy, que tenía depositadas grandes esperanzas en el español de cara al Tour.
No obstante, llegado su terreno, demostró que aun era un gran escalador, se hizo de nuevo con la clasificación de la montaña, ganó una etapa (cronoescalada en Superbagnères) y acabó el 14º en la clasificación general.
"[27] A través del Club Peña Bahamontes impulsó y dirigió un equipo ciclista profesional, La Casera-Peña Bahamontes y dirigió la Vuelta Ciclista a Toledo durante cincuenta años, hasta 2015.
[38] Corredor alto y delgado (en Francia se le comparaba con Don Quijote),[39] Bahamontes es considerado uno de los más grandes escaladores de la historia del ciclismo, quizá solo comparable con su contemporáneo el luxemburgués Charly Gaul.
[8] Corredor muy combativo, se distinguía por su mentalidad ofensiva y sus ataques sistemáticos en la montaña.
[45] Corredor nervioso e imprevisible, sus éxitos o fracasos dependían de su moral que a menudo no lograba dominar.
[46] Una buena parte de su carrera estuvo marcada por su rivalidad con su compañero Jesús Loroño.
Deportista hecho a sí mismo, poseedor de un fuerte carácter, siempre defendió sin complejos sus logros, manifestando con una inusual sinceridad sus opiniones, lo que le creó no pocos problemas con la prensa a lo largo de su carrera.