Escultura de Costa Rica

La escultura de Costa Rica es aquella que se ha producido por artistas nacidos en este país, o bien, artistas extranjeros que han residido en él y cuya obra ha tenido influencia determinante en el arte nacional o ha sido reconocida como parte del mismo.

La temática se caracterizó particularmente por el predominio de la figura humana como tema central, pero combinando ésta con la presencia de elementos animales (águilas, cocodrilos, ranas, venados, saínos, animales marinos, tortugas, jaguares, etc).

Se caracterizan por un plato rectangular cóncavo y tres patas con los extremos puntiagudos, con cabeza de jaguar o guacamaya.

Generalmente trípodes, presenta distintas representaciones simbólicas asociadas a la agricultura, la religión y el dominio de las sociedades indígenas unas sobre otras.

Se les ha atribuido distintos significados a través del tiempo: símbolos de rango, marcadores territoriales, jardines astronómicos, ayudas de memoria, sin faltar las teorías esotéricas, sobrenaturales y atribución a extraterrestres.

La hipótesis más reciente, elaborada mediante reconstrucción etnohistórica, apunta a un significado mítico religioso, asociada con el dios del trueno Tlachque y los dioses del viento y los huracanes (serkes) de la mitología talamanqueña.

Al menos desde finales del siglo xviii (1700), existía ya en Costa Rica una tradición escultórica en la imaginería religiosa.

Los maestros imagineros costarricenses más conocidos son aquellos que desarrollaron su trabajo en el siglo xix.

Entre los imagineros, destacan los nombres de Mercedes Guillén, Ramón Ramírez Guillén, Serapio Ramos, Manuel Rodríguez Cruz, Fadrique Gutiérrez, Ramón Ramírez Solano, Miguel Ramos Chacón, Juan Mora González, José Valerio Argüello, José Dolores Zamora Zamora, conocido como Zamora el Viejo, Pedro Pérez Molina, Lisímaco Chavarría, Alfredo Jiménez y Manuel María Zúñiga.

Utilizó la talla directa en madera, dejando el color natural del material, demostrándose una evolución de su técnica escultórica.

Nuevo de sus hijos se dedicarán a la escultura, entre los que destacarán Francisco, Edgar y Franklin Zúñiga.

Fue el primer escultor costarricense en exponer en Europa, donde obtuvo buena opinión de la crítica.

Entre sus principales esculturas están los monumentos a los doctores Ricardo Moreno Cañas y Clodomiro Picado.

La talla muestra gran equilibrio natural, con las extremidades superiores insinuando movimientos femeninos y reposados.

En 1930, en contacto con los artistas de la Nueva Sensibilidad, incursionó en la temática campesina, y más tardíamente, realizó obras que rozaron el abstraccionismo.

Este incluyó artistas como Francisco Zúñiga, Francisco Amighetti, Juan Manuel Sánchez Barrantes, Teodorico Quirós, Néstor Zeledón Varela, Carlos Salazar Herrera, Fausto Pacheco y Manuel de la Cruz González.

Durante su estancia en este taller es que surgirá entre ellos la inquietud de cuestionar la tradición académica imperante.

Se destacó por el tema de la animalística, tanto en piedra como en madera, en la cual realizó una vasta creación.

Entre sus obras talladas en piedra destaca el Monumento al sabanero, ubicado en Liberia, Guanacaste, así como varias esculturas que decoran la Parroquia San Isidro Labrador.

Entre estos artistas se pueden mencionar: Víctor Manuel Bermúdez Sánchez (Heredia, 1905-2001), formado en la Academia de Bellas Artes, por lo que tuvo enseñanza académica.

Se dedicó también a la enseñanza universitaria y fue férrea defensora del arte académico tradicional.

No es sino hasta 1960, con la introducción tardía del arte abstracto tanto en la pintura como en la escultura.

También existirán casos donde profesionales en otras áreas adopten la escultura como su nuevo oficio, siendo posteriormente reconocidos por sus obras.

Este es el caso del economista José Sancho Benito (Puntarenas, 1935), escultor autodidacta, quien destaca con una obra abstracta vinculada a la animalística.

Su obra escultórica se encuentra en parques públicos, museos, galerías y colecciones privadas en diferentes partes del mundo.

En este grupo se pueden citar artistas como Manuel Vargas, Jorge Jiménez Deredia y Miguel Ángel Brenes.

De ellos, Jorge Jiménez Deredia (Heredia, 1954) es, quizás, el artista plástico contemporáneo costarricense más reconocido a nivel nacional e internacional en la actualidad.

Jiménez Deredia ha realizado exposiciones en diversos países como México, España, Italia y otros.

Entre estos artistas se destacan los hermanos Zúñiga Jiménez, José Sancho y Carlos Poveda.

Es hasta recientemente que la acción femenina en la escultura costarricense ha sido más notoria, gracias al aumento en el número de artistas y a su participación en grupos organizados.

Estatua monumental de piedra de la cultura del Diquís.
Metate ceremonial nicoyano con cabeza de guacamaya.
Parte de la colección de arte religioso colonial en el Museo Nacional de Costa Rica .
Escultura de la Virgen de los Ángeles , aleación de jade, grafito y andesita. Hacia 1660.
La Música , de Adriático Foli, mármol, 1894, 210 x 80 x 80 cm, en el vestíbulo del Teatro Nacional de Costa Rica .
La Fama , mármol, 1894, 283 cm de alto, en el tímpano del Teatro Nacional de Costa Rica, por Adriático Foli.
Escultura en la Parroquia San Isidro Labrador.
Danaide , escultura abstracta de Max Jiménez .
Búho hechicero , de Hernán González.
La Madre Tierra. La tradición neofigurativa surgió en respuesta al arte abstracto.
Conjunto escultórico-arquitectóncio: "Tradición, estabilidad y justicia", con el tema de los sólidos platónicos, el de mayores magnitudes del páis. Obra de Ibo Bonilla
Archivo:CRArt. Escult. JJD.jpg
Una esfera, una gota de lluvia, una mujer: la escultura contemporánea en el arte costarricense. Obra de Jorge Jiménez Deredia
Detalle del Monumento al boyero. Obra de Mario Parra
La fiesta de sus quince años . Obra de Leda Astorga.