Alberga el conjunto escultórico más alto, ancho y largo de Costa Rica.El diseño original estuvo a cargo de los arquitectos Eugenio Gordienko Orkich y Hernán Arguedas Salas.El nuevo diseño incluyó la creación de una sala vestíbulo multiuso, con capacidad para 400 personas como complemento al auditorio existente, con climatización pasiva mediante una pirámide que provoca el “efecto venturi” y además funciona como lucernario natural.La premisa antropológica de que la justicia es el primer valor social consolidado e institucionalizado es aquí representada por el escultor Ibo Bonilla con los tres sólidos platónicos: esfera, pirámide y prisma, en un mismo eje, con un doble significado: el místico y la identidad costarricense.Desde su inauguración, la plaza se ha convertido en un hito urbano y un monumento a la identidad cultural de los ticos, así como foto obligada para los turistas y reportajes internacionales sobre la idiosincrasia de este singular pueblo centroamericano.