Plaza La Laguna se llamó en un principio por levantarse en 1887 sobre un pequeño lago en el cual los habitantes de San José del siglo XIX obtenían el barro necesario para hacer los adobes con que construían sus casas.
[1] Tras fallecer en 1885 el presidente Próspero Fernández Oreamuno, la élite liberal de la época decidió construir un monumento para honrarlo.
[2] Seguidamente, se expropiaron los lotes cercanos al sitio para consolidar el espacio público, y los miembros del Ejecutivo, en una decisión nunca explicada, decidieron nombrar este espacio público en honor al general hondureño Francisco Morazán, quien había sido fusilado en la Plaza Principal, hoy Parque Central, el 15 de septiembre de 1842.
El gobierno, no obstante, guardó silencio y las obras encargadas al ingeniero Juan de Yongh continuaron.
Fue construido por el arquitecto y pintor José Francisco Salazar para substituir al quiosco de madera localizado en el mismo sitio.