Actualmente se encuentra en exposición permanente en el vestíbulo del Teatro Nacional de Costa Rica.
En 1906, el diplomático costarricense Manuel María de Peralta, se entera del éxito de Bonilla en Europa, por lo que informa al gobierno costarricense, que se encuentra interesado en promocionar al país en exposiciones a nivel internacional.
Debido a esto, en 1907, el Estado otorga recursos a Bonilla para que realice una escultura que tenga la calidad para participar en dichas exposiciones.
Ese mismo año, Bonilla inicia el trabajo en Italia.
Con todo, se decidió que la obra fuera colocada en el vestíbulo del Teatro Nacional de Costa Rica, lo que también acarreó la crítica de otros personajes influyentes de la época, como el educador Omar Dengo, para quien resultaba inapropiado que una obra que representaba la pobreza se colocara en un sitio donde los ricos se reunían a disfrutar de las ventajas de su clase social.