Efectivamente, la causa de la inundación son las lluvias monzónicas que caen sobre el Macizo etíope (hasta unos 4500 mm -en la capital, Addis Abeba, más de 1000 mm-); la época del año en la que ocurren estas precipitaciones es entre mayo y agosto.
La mayor parte de este caudal se encauza en los ríos Nilo Azul y Atbara.
El caudal aportado por el Nilo Blanco es menor, pero más constante; sus aguas provienen de la región pantanosa del Sudd y los lagos de África Central, y su afluente más septentrional es el río Sobat, que es el que le aporta los sedimentos blancos que le dan su nombre, y que sí tiene una marcada crecida, llegando a aportar un 14% de las aguas del Nilo.
[9][10] La crecida podía detectarse desde el comienzo del mes de junio en la primera catarata (Asuán), con un continuo incremento hasta mediados de julio, momento en que las aguas alcanzaban un gran nivel.
Entonces el agua se drenaba hacia campos situados a un nivel más bajo o al propio cauce del Nilo.
A finales de la Edad Antigua los métodos agrícolas y las infraestructuras habían decaído, con lo que la población se encontraba en niveles mínimos, que no se superaron hasta la Edad Contemporánea: hacia 1800 la población de Egipto estaba en torno a los dos millones y medio de habitantes.