Sacerdocio del Antiguo Egipto

En general, en el Antiguo Egipto si existió una estructura sacerdotal centralizada, pues cada divinidad poseía un grupo de hombres o mujeres dedicados a su culto.

El sacerdote recién investido debía justificar sólidos conocimientos de teología, medicina y astronomía.

Como tales, los sacerdotes formaban en la sociedad egipcia una casta privilegiada, cuidadosamente jerarquizada, que cambiaba de unos santuarios a otros.

Entre ellos, había "especialistas": Algunos estaban considerados dotados de ciertos talentos sobrenaturales, jugando entonces un papel como exorcistas, magos o médicos en ciudades y pueblos.

Cuando los sacerdotes no estaban de servicio, ocupaban áreas que el faraón les había confiado.

El sumo sacerdote levanta las manos hacia la estatua sagrada para rendir su alma a la divinidad y pronuncia una fórmula consagrada: ¡Despierta, gran dios, despierta en paz!.

Después del almuerzo tenía lugar la vestidura de la imagen y la unción con perfumes.

A esta ceremonia diaria le seguían otras dos citas con la divinidad, al mediodía y por la tarde.

Estaban dirigidas, teóricamente, por la reina como esposa del dios de la dinastía, Amón, en su caso.

Dos sacerdotes vestidos con piel de leopardo realizando rituales de purificación. Tumba de Userhat. XIX Dinastía.