Pese a ello, las tensiones entre Gran Bretaña y Austria por un lado, y Rusia y Prusia por otro, motivaron que a sugerencia del embajador francés Talleyrand se creara un estado satélite polaco, cuyo monarca sería el zar ruso pero con cierta autonomía cultural y aduanera, además de poseer una asamblea nobiliaria propia y un pequeño ejército propio, Estado que se llamaría Polonia del Congreso, plan que fue implementado con ayuda del diplomático polaco Adam Jerzy Czartoryski, al servicio del zar Alejandro I durante el Congreso de Viena.
Así, los gobernadores rusos enviados en representación del zar Alejandro I pronto mostraron su descontento por las libertades concedidas al Reino Polaco (que juzgaban "excesivas") y rechazaron seguir las pautas fijadas en la constitución de dicho Reino, lo cual generó el primer descontento entre las élites polacas.
Estas fueron rechazadas de modo tajante por la corte rusa y causaron una nueva revuelta en 1863.
En cuanto a la evolución política, la nueva élite polaca rechazaba recurrir de nuevo a una revuelta armada contra Rusia y pretendía alcanzar primero mayor autonomía mediante el desarrollo económico y la industrialización, así como mejorar el nivel de vida de la clase obrera y el campesinado como fundamento para recuperar a largo plazo la independencia perdida.
En la "Polonia del Congreso" nacieron Marie Curie, Józef Piłsudski, Henryk Sienkiewicz, Rosa Luxemburgo, Maximiliano Kolbe y David Ben-Gurión.