Conducción de calor

[1]​ La propiedad física de los materiales que determina su capacidad para conducir el calor es la conductividad térmica.

Para la materia ordinaria la conducción y la convección son los mecanismos principales en la "materia fría", ya que la transferencia de energía térmica por radiación solo representa una parte minúscula de la energía transferida.

Es la forma de transmitir el calor en cuerpos sólidos; se calienta un cuerpo, las moléculas que reciben directamente el calor aumentan su vibración y chocan con las que las rodean; estas a su vez hacen lo mismo con sus vecinas hasta que todas las moléculas del cuerpo se agitan.

Los "malos conductores o aislantes" son los que oponen mucha resistencia al paso de calor.

El aire que rodea la lámpara se calienta y asciende por transmisión de calor por convección.

Al acercar la mano a la lámpara encendida, notamos la emisión de calor por radiación.

Una vez ocurrido esto, para mantener las temperaturas debe existir un flujo de calor constante, y para gradientes de temperaturas bajos se cumple, en forma diferencial y aplicado a las tres dimensiones (coordenadas rectangulares): Se concluye, en un medio isotrópico, el calor fluye por conducción en la dirección en el que el descenso de temperatura es más pronunciado.

También puede expresarse en unidades de British thermal units por hora por pie por grado Fahrenheit ( Btu⋅h-1⋅ft-1⋅°F-1).

Estas unidades pueden transformarse a W/(m·K) empleando el siguiente factor de conversión: 1 Btu/(h·ft·°F) = 1,731 W/(m·K).

El segundo principio de la termodinámica determina que el calor solo puede fluir de un cuerpo más caliente a uno más frío; la ley de Fourier fija cuantitativamente la relación entre el flujo y las variaciones espacial y temporal de la temperatura.
Esquema de transmisión de calor por conducción.
Debido a la diferencia en la conductividad térmica de los adoquines y la hierba, el contorno del pavimento se puede ver a través de esta nieve que se derrite.