Concesión Rudd

En particular, argumentó que las restricciones a las actividades de los beneficiarios habían sido aceptadas verbalmente, y las consideraba parte del contrato.

Los hombres matabele pasaban por una educación espartana, diseñada para producir guerreros disciplinados, y la organización militar dictaba en gran medida la distribución de las responsabilidades administrativas.

Al igual que los zulúes, los matabele se referían a un regimiento de guerreros como impi.

Según el cazador de animales mayores Frederick Hugh Barber, quien lo conoció en 1875, era ingenioso, mentalmente agudo y autoritario: «cada centímetro suyo es un rey».

[23]​ Reunidos en Grahamstown el día de Navidad, Rhodes, Shippard y Robinson acordaron instruir a Moffat para que investigara el asunto con Lobengula, y para obtener una copia del tratado de Grobler para una mayor aclaración, así como para concertar un tratado formal anglo-matabele, que tendría disposiciones para evitar que Lobengula celebre más acuerdos con potencias extranjeras distintas de Reino Unido.

Como dijo Moffat sobre el liderazgo de Matabele en general, «puede que nos prefieran, pero le temen más a los bóeres».

Robinson respondió negativamente, razonando que reabrir las conversaciones con Lobengula tan pronto solo lo haría sospechar.

Se permitieron los tratados con «tribus nativas» al norte del Limpopo, pero el primer ministro afirmó que Matabelelandia estaba organizada de manera demasiado cohesiva para ser considerada como una mera tribu y, en cambio, debería considerarse como una nación.

Rhodes comprendió ahora que la concesión de Matabelelandia aún podía irse a otra parte si no aseguraba el documento rápidamente.

James Rochfort Maguire, un abogado irlandés que Rhodes había conocido en Oxford, fue reclutado como tercer miembro.

Robinson se mostró reservado en sus respuestas, y dijo que apoyaba el desarrollo de Matabelelandia por una empresa con este tipo de respaldo, pero que no podía apoyar a Gifford y Cawston mientras quedaran otros candidatos potenciales como Rhodes.

[42]​ Entre Kimberly y Mafeking, Maund se enteró por Shippard de que Grobler había sido asesinado por un grupo de guerreros ngwato cuando regresaba al Transvaal y, en represalia, los bóeres amenazaron con atacar al líder ngwato, respaldado por los británicos, Khama III.

[nota 6]​ El administrador colonial le dijo al rey que los bóeres anhelaban nuevas tierras y se preparaban para invadir su país; también defendió la causa de Rudd, argumentando que actuaba en nombre de una poderosa organización apoyada por la reina Victoria.

«Deje a Thompson y Maguire si es necesario o espere hasta que pueda unirme...

[48]​ Como se le impidió salir, Rudd intentó enérgicamente persuadir a Lobengula para que entablara negociaciones directas con él, pero fue rechazado en forma reiterada.

[50]​ Según el relato de Thompson, esto causó cierta confusión en la indaba, cuyos miembros no parecían saber dónde estaban estas regiones.

[53]​ Se sentaron en un semicírculo alrededor del rey,[49]​ que puso su firma en el documento,[53]​ que dice:[54]​[55]​ Cuando Lobengula colocó su firma en la parte inferior del documento, Maguire se volvió hacia Thompson y dijo: «Thompson, este es el mejor momento de nuestras vidas».

[nota 7]​ Thompson y Maguire se quedaron en Bulawayo para defender la concesión frente a otras posibles ofertas.

[56]​ Rhodes estaba entusiasmado con los resultados de Rudd y dijo que la concesión era «tan gigantesca como darle toda Australia a un solo hombre».

[66]​ Cawston telegrafió amargamente a Maund diciéndole que no tenía sentido intentar irse mientras Robinson continuara con estas actitudes.

Leask recibió 2000 libras esterlinas en efectivo, una participación del 10 % en la Concesión Rudd y el 10 % de su propio acuerdo con Lobengula.

Elliot y Rees intentaron convencer sin éxito a Lobengula de que los hombres honestos no siempre tenían necesariamente las mismas opiniones.

[70]​ Los emisarios se reunieron con la reina y le entregaron la carta de Lobengula, así como también un mensaje oral para ella.

[81]​ La legitimidad de la concesión estaba ahora garantizada por la Carta Real y, por tanto, por la Corona británica, lo que la hacía prácticamente inexpugnable.

[30]​ Babayane y Mshete habían regresado a Bulawayo en agosto con Maund, y Lobengula había escrito inmediatamente una carta a Whitehall reafirmando que «si la reina entiende que he cedido todo el país, no es así».

Cuando los funcionarios del Ministerio de las Colonias descubrieron la artimaña ese mismo año, aconsejaron a lord Knutsford que revocara la concesión, pero no se tomó ninguna medida.

[86]​ Lobengula aceptó con calma la expedición a instancias de su amigo Jameson, pero muchos izinDuna se indignaron por lo que vieron como una apropiación del territorio matabele.

Rhodes vio las actividades de Lippert como una intromisión no deseada e intentó varias veces sin éxito negociar con él.

[95]​ Supervisando los eventos desde Ciudad del Cabo, Rhodes evaluó la preparación militar de Jameson y le telegrafió «Lea Lucas 14, 31».

[107]​ Rodesia del Norte se convirtió en un protectorado británico administrado directamente por el Ministerio de las Colonias.

Mapa del sur de África que muestra las migraciones que tuvieron lugar en las décadas de 1820 y 1830.
Rey Lobengula , en un dibujo póstumo basado en un boceto contemporáneo.
Charles Rudd fue elegido para dirigir a los negociadores de Rhodes debido a su experiencia previa en negociaciones con los agricultores bóeres.
Un kraal matabele, representado por William Cornwallis Harris , en 1836.
Los fusiles Martini-Henry ofrecidos por Rudd resultaron ser elementos clave para convencer a Lobengula de otorgar la concesión. [ 49 ]
Los matabele designaron a la reina Victoria del Reino Unido como la «reina blanca». [ 62 ] ​ Lobengula envió emisarios a su encuentro para, entre otras cosas, confirmar su existencia.
El castillo de Windsor , donde la reina Victoria recibió a los emisarios matabele en marzo de 1889.
La primera junta directiva de la Compañía Británica de Sudáfrica , en 1889.
En la batalla de Shangani , el 25 de octubre de 1893, durante la primera guerra matabele , 700 soldados de la Compañía derrotaron a más de 3000 guerreros matabele, matando a unos 1500 y perdiendo sólo cuatro de los suyos. Tales victorias fueron posibles gracias a la ametralladora Maxim . [ 92 ]