Fue aprendiz en Jules Porgès & Cie, la firma de diamantes en Ámsterdam, donde desarrolló un talento para examinar piedras.
Doce años después, vendió aquella parcela de tierra a un considerable precio.
Tuvo una amistad empresarial con Cecil Rhodes a través de su rol en la Kimberley Central Company.
Concentró su principal atención hacia la Kimberley Central Company con el objetivo de expandir sus intereses.
[1] En 1886 Beit amplió sus intereses hacia las recién descubiertas minas de oro en Witwatersrand y obtuvo una gran recaudación.
En sus aventuras empresariales en el lugar, trabajaron los financieros Hermann Eckstein y Sir Joseph Robinson.
Supuestamente Rhodes recibió concesiones del rey matabele Lobengula, debido a que Beit había fundado la Compañía Británica de Sudáfrica en 1888.
[3][2] Durante su vida, Beit hizo generosas donaciones para la educación y la investigación científica.