La mayoría de estas edificaciones fueron colegios universitarios, aunque también se levantaron otros para servicios auxiliares (carnicería, cárcel, capillas, imprentas, hospitales, etc).
Mediante las bulas fundacionales del Colegio Mayor de San Ildefonso, emitidas por el Papa Alejandro VI, que permitían al Cardenal Cisneros dotarla de todos los bienes materiales y económicos necesarios, y le conferían oficialidad a los títulos expedidos por esta.
[1][2] Cisneros dejó en herencia al Colegio Mayor de San Ildefonso los terrenos que le rodeaban.
[7][8][9] Al menos otras cinco instituciones (conventos, seminarios y pupilajes) aportaron alumnado sin ostentar la categoría oficial de colegios universitarios.
[56] Puede crear confusión el nombre de algunos colegios universitarios alcalaínos por contener advocaciones similares en su denominación oficial.