[3] Este cuadro obtuvo una mención honorífica en la Exposición Nacional de 1866, en la que participó.
[3] El cadáver ya decapitado del condestable Álvaro de Luna aparece descansando inerte sobre el patíbulo mientras tres frailes se hallan rezando por su alma, hallándose uno de ellos de pie y los otros dos arrodillados.
[3] Y al mismo tiempo, un harapiento mendigo se inclina para depositar su limosna en una bandeja o recipiente colocado a los pies del difunto, cuya cabeza cercenada está colocada en una picota[12] y sobre un letrero que reza la siguiente inscripción: «ESTA ES LA JUSTICIA / QUE TRAIDA HACER / EL REY NUESTRO Sr. / A ESTE CRUEL TIRANO».
[1] Con esta obra Gisbert consiguió también la primera medalla en la Exposición Nacional de 1860, y la «poética fúnebre» del lienzo sin duda fue recreada por Rodríguez de Losada.
[14] Llama la atención la obra por el propósito del autor de conseguir un fuerte impacto en el observador al mostrar en el lienzo la imagen más conmovedoramente «truculenta» del relato de la ejecución del condestable, pues puede verse la cabeza ya cortada y expuesta en la picota del ajusticiado y, al mismo tiempo, el hombre de aspecto humilde que se inclina para depositar su limosna.