El cerebelo integra toda la información recibida para precisar y controlar las órdenes que la corteza cerebral envía al aparato locomotor a través de las vías motoras.
Los primeros estudios realizados por fisiólogos en el siglo XVIII indicaban que aquellos pacientes con daño cerebelar mostraban problemas de coordinación motora y movimiento.
Durante el siglo XIX comenzaron a realizarse los primeros experimentos funcionales, causando lesiones o ablaciones cerebelares en animales.
Al ir profundizando el pliegue protuberencial, los labios rómbicos se comprimen en dirección cefalo-caudal y forman la placa cerebelosa.
Estas células conservan la capacidad de dividirse y empiezan a proliferar en la superficie donde acaban formando la capa granulosa externa.
El proceso de proliferación ocurre principalmente en la capa externa del EGL (oEGL) durante las tres primeras semanas postnatales en ratón.
Un artículo reciente sobre el tema, que habla sobre Shh y ATF5 en el control de la proliferación de células granulares puede ser consultado[18] Dando continuidad al proceso, las neuronas granulares deben terminar la proliferación celular inducida por agentes mitógenos como Shh.
Lateralmente a la cisura media se localizan las caras inferiores de los hemisferios cerebelosos, que son convexas hacia abajo.
A ambos lados del nódulo, y por debajo de los pedúnculos cerebelosos inferiores, hay unas prominencias denominadas flóculos.
Las porciones laterales de los hemisferios cerebelosos (cerebrocerebelo) al igual que el lóbulo floculonodular (vestibulocerebelo), no poseen una representación topográfica del cuerpo.
[32][33] La corteza cerebelosa tiene una superficie muy extensa, unos 500 cm² (centímetros cuadrados) gracias a los numerosos pliegues o circunvoluciones (folia cerebelli) predominantemente transversales que aumentan unas tres veces su área.
Posee una estructura histológica, homogénea en todas sus regiones, constituida por tres capas en las que se distinguen siete tipos fundamentales de neuronas.
Al igual que el resto del sistema nervioso, la corteza cerebelosa también posee células gliales y vasos sanguíneos.
Debe su nombre a que en ella predominan un tipo de pequeñas neuronas intrínsecas denominadas granos o células granulares del cerebelo.
Las neuronas principales o células de Purkinje cuya disposición, forma y tamaño son homogéneos en toda la corteza cerebelosa.
Los cuerpos neuronales no están recubiertos de glía y se sitúan muy próximos entre sí pero sin presentar sinapsis.
Se encuentran en la capa granular, presentan un soma esférico y un único tronco dendrítico que termina en una corta arborización en penacho.
Las fibras extrínsecas son los axones mielínicos aferentes que alcanzan la corteza cerebelosa desde otras regiones del sistema nervioso central.
Una vez alcanzada la piamadre se adosan a ella mediante unos ensanchamientos que forman la capa limitante de Cajal.
Tanto las neuronas de proyección como las interneuronas tienen prolongaciones no muy numerosas, largas y poco ramificadas, que les dan un aspecto general estrellado.
El cuerpo medular se continúa hacia delante directamente con los pedúnculos, que también están constituidos de sustancia blanca.
Esta rapidez es necesaria para que llegue al cerebelo la información sobre los cambios ocurridos en los grupos musculares periféricos y poder coordinarlos a tiempo.
Algunas de sus fibras cruzan la comisura gris para ascender por el cordón lateral del lado contrario, donde se sitúa próximo a la superficie medular.
Las fibras temporopónticas pasan por la porción sublenticular de la cápsula interna y a nivel del mesencéfalo se colocan lateralmente al tracto corticoespinal.
El cerebelo, al igual que otras partes del SNC, recibe fibras de los sistemas neuroquímicos moduladores.
Se dirige lateralmente y hacia atrás contorneando el pedúnculo cerebeloso correspondiente, a la altura del surco pontomesencefálico.
También da varias ramas colaterales que llegan hasta la glándula pineal, el velo medular superior y la tela coroidea del III ventrículo.
Irriga la porción anterior de la cara inferior del cerebelo, así como los nervios facial (VII) y vestibulococlear (VIII).
Esta rama acompaña al nervio vestíbulococlear (VIII) a través del conducto auditivo interno hasta alcanzar el oído medio.
Para generar un pico sencillo es necesaria la suma temporal y espacial de la estimulación producida por varias fibras paralelas.