Son pequeñísimos espacios, de un micrómetro de longitud, que exponen a la membrana del axón al líquido extracelular.
Fueron descubiertos por el patólogo francés y anatomista Louis-Antoine Ranvier (1835-1922).
Sirven para que el impulso nervioso se traslade con mayor velocidad, de manera saltatoria y con menor posibilidad de error.
El aislamiento que provee la célula de Schwann (en el sistema nervioso periférico) o el oligodendrocito (en el sistema nervioso central) hace posible que el potencial de acción salte de un nodo al siguiente, a diferencia de tener que hacerlo a pequeños incrementos a lo largo del axón si estuviere desprovisto de la vaina de mielina.
El síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad autoinmune que puede tener su fundamento en el ataque por el sistema inmune del tejido nervioso, incluyendo los nodos de Ranvier.