Catequil

Se creía que los dejaba en libertad durante las noches cuando la luna era joven o tierna, con el objetivo de comunicar o transmitir valor y riquezas a las personas que se enfrentaban a ellos en un baño espiritual.

Su culto fue muy difundido por varios señoríos étnicos de Ecuador como los puruhá, panzaleo-quitu, caranqui y chono.

En este sincretismo en particular, por su relación con la justicia y el rayo cumpliría una función similar al orisha Changó.

Al vivir Catequil en estas aguas (Pilu), las convertía en sagradas por lo que no eran tocadas salvo durante los rituales.

De estos manantiales, ríos, lagos y lagunas se abstraían con el concepto "Pi", que significa en lengua cayapa "agua sacralizada".

Está relacionado además con la adoración del mar como fuente o el lugar donde se lleva a cabo el mito cosmogónico que explica la llegada de los primeros pobladores a las costas de Ecuador.

[2]​ El rito se hacía en ríos, lagos, lagunas y manantiales que brotaban desde la tierra.

Era realizado por hombres que se bañaban en estas pozas sagradas a media noche.

El mirucu alza sus brazos como para tomar la garra de la luna y grita "Catequil" repetidas veces.

Se los ha identificado a través de crónicas, investigaciones arqueológicas o en la forma más directa topónimos.

[11]​ El orden territorial sería pues alterado con la conquista incaica, y la deidad de Catequil que se había extendido hasta Cajamarca sería en consecuencia subordinada al culto de Viracocha y sincretizada con la deidad local del rayo, llamada Illapa, desdoblada en una trinidad.

Las representaciones a catequil son frecuentes en la cerámica pasto, así como en petroglifos que muestran el signo del rayo como una línea ondulada con un círculo o una flecha en una de sus extremidades.

[2]​El catequil era además adorado por los Pastos, hábiles para la cerámica donde representaron simbólicamente a la deidad.

Es posible que ritos similares se hayan llevado a cabo en la laguna conocida como La Cocha, en el "País de los Pastos".

El dios del rayo aún está presente en los territorios indígenas de Colombia en la actualidad.

La relación entre Catequil, el bastón, la tierra y Kamashka se resumen de la siguiente manera:[13]​

La siembra del bastón: al amanecer se limpian los bastones y se llevan con las personas de la comunidad hacia un sitio sagrado, puede ser una chakana (puente de mundos), una huaka (lugar sagrado del territorio), un cerro, la caída de una cascada o un peñasco; el sitio que se escoge, debe ser limpiado y en él se llama a los espíritus del territorio que acompañarán la autoridad y el camino del bastón de autoridad.

Se creía además que controlaba el clima y mandaba lluvias causando inundaciones.

Ambas deidades fueron muy honradas, fuera del sector señalado, su culto se esparció desde Quito hasta Cuzco.

Una vez ahí, él encontró a unos que, en la lengua de Huamachuco, se hacían llamar Guachemines o Huachemines.

Haciéndose pasar por un forastero, Guamansuri aceptaba los trabajos y encargos dados por los dichos Guachemines.

Este momento fue aprovechado por Guamansuri que, mediante halagos y engaños, embarazó a Cautaguan.

Al ver encinta a su hermana, los Guachemines supieron que el autor de tal imperdonable acto fue Guamansuri.

En el acto, Cautaguan le entregó a sus hijos dos warak'as, las cuales fueron dejadas por Guamansuri, padre de los dos muchachos.

Con ellas, Catequil y Piguerao controlaban las fuerzas del clima, dándole muerte a la población de los Guachemines.

Durante la época de la conquista, diversos cronistas han expuesto información sobre dichos centros ceremoniales.

El sacerdote mencionó que, debido al comportamiento sanguinario y tiránico de Atahualpa, había suscitado la furia de Wiracocha y, por tanto, tendría un desenlace fatal, siendo destinado a gobernar su hermano Huáscar.

[12]​[15]​ Los manantiales llamados catequillas, presentan en la actualidad simplemente sus nombres o restos en piedra de lo que fueron los templos.

Esto estaría en línea con la importancia del agua en la mitología de Ecuador, a la que se refieren con la palabra Pi.

Este rito fue relatado literariamente por César Dávila Andrade en el cuento "Cabeza de Gallo".

Catequil, representando la luna cubierta, con una estrella de ocho puntas en el pecho que simboliza el sol recto.
A Arucu y A Chimbu , ancestros originarios
Luna menguante (garra del tigre) antes de ser cubierta.
Siete pozas de Catequil
Cascada de Peguche
Representación simbólica de una Poza de Catequil en una Cocina de Brujo de la cultura Milagro Quevedo
Imagen de Nuestra Señora del Carmen de Catequilla en Chambo, Ecuador.