[1] Era considerada la diosa de la salud, la fertilidad y la lluvia para cultura manteña y su culto se desarrolló entre los años 500 a. C. - 1500 d. C.[2]Su culto se difundió en los andes a través de la cultura caranqui, quienes adoraban a la esmeralda.Se desconoce su etimología exacta sin embargo podría estar relacionado con "ulmina" quien era el supremo sacerdote de la cultura caranqui y yumbo.Frente a los sacerdotes del pueblo manteño, víctima de una sequía que imaginaban interminable, se abrió el pecho en el templo.Aunque se sabe que su importancia era muy alta, y los manteños prefirieron morir antes de entregarla.Lo más seguro es que la misma haya servido políticamente para legitimar el poderío del cacicazgo.A esto se suma su culto en la península de Santa Elena, lo que motiva la hipótesis de la unidad cultural entre los manteños y huancavilcas, denominando a estos últimos como "manteños del sur".Se conoce que los huancavilcas habían construido megalitos con el mismo objetivo: inundaciones, fertilidad y salud.[1] Su culto se difundió también en las culturas de los pueblos andinos, según investigó Franklin Barriga.De esta cita se extraen varios hechos, el uno que entre los manteños existía el culto al sol, también confirmado por otros cronistas, además, el diluvio sería precedido por una sequía.Sin embargo, en este caso, la inundación era total, y la cita hace referencia a un desastre completo del mundo en el que vivían, precedida por la pérdida de los astros.El culto a la esmeralda fue tan grande que se convirtió en un símbolo de poder.Por esta razón es común ver que los caciques locales adornaban sus cabezas con esmeraldas, haciendo referencia a esta deidad.