Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial

La tendencia en estos años será adquirir originales y volúmenes antiguos, pues según el criterio de la época esto era lo que hacía a una biblioteca «aventajada sobre otras».[5]​ En 1576 se realizó un inventario que recogió 4546 volúmenes, entre manuscritos (en torno a 2000) y libros impresos (aproximadamente 2500).[8]​ En cuanto al aumento del catálogo tras Felipe II, la dinámica continuó siendo ascendente.[9]​ Pese a que, según las fuentes, el esfuerzo humano por sofocar las llamas fue enorme, eso no impidió que se perdieran más de 4000 códices en todos los idiomas, originales y copias.Una vez sofocado el fuego, los códices quedaron hacinados en una misma sala, y siguieron perfectamente desordenados durante aproximadamente medio siglo sin que nadie se decidiera a poner fin a esta aleatoriedad.[11]​ No obstante lo anterior, cuando en 1814 Fernando VII decretó que las obras volviesen a su emplazamiento original, muchas fueron sustraídas y perdidas en el traslado.[11]​ Sin embargo, pese a que al frente de la Laurentina se hallase un académico, la gestión real la ejercían exjerónimos como Gregorio Sánchez o José Quevedo.Durante estas décadas se llevaron a cabo inventarios mucho más exhaustivos, así como reencuadernaciones de gran belleza.Durante 10 años, el bibliotecario fue Félix Rozanski, un sacerdote polaco que se encargó de restaurar y consolidar viejos manuscritos.Su labor también estuvo encaminada a reparar los daños producidos por el viejo incendio, aunque su mayor aportación fue la incorporación de la librería del padre Claret, formada por 5000 ejemplares.También se encuentran, en este Salón Principal, algunos bustos, como el del marino Jorge Juan.Fue realizado a mediados del siglo XVIII d. C., y en él se encuentran 2324 piezas.Las cuatro paredes cuentan con una poderosa estantería diseñada por Juan de Herrera, el arquitecto del monasterio.Los libros de esta estantería se encuentran con el corte hacia fuera, algo que puede deberse a distintas razones:[17]​ Por último, el piso del Salón Principal está pavimentado con mármoles blancos y pardos.También se adquirieron, en 1572, algunos manuscritos que habían pertenecido al rey Alfonso I de Nápoles.Diego Hurtado de Mendoza, del que ya se ha hablado, donó 300 manuscritos con obras humanísticas.Previamente a la muerte de Felipe II la biblioteca está en plenitud, y las obras griegas que allí se hallan son una referencia en Europa.Sin embargo, durante la guerra con Francia de comienzos del siglo XIX d. C. el catálogo helénico sufrió grandes desperfectos, y de hecho no se pudo hacer una catalogación científica completa hasta 1885 —además, esta no finalizó hasta 1967—.En total se cuentan, en el 2007, en torno a 650 manuscritos, que ocupan 9 estantes de tres plúteos.Así, tras el fallecimiento de Felipe II se contaban en torno a 500 manuscritos.[28]​ En total, 3975 libros que fueron revisados y clasificados, siendo conservados aparte del fondo ya existente.Se salvaron algunos de los más valiosos, como un Corán incautado en Lepanto, pero el destrozo fue irreparable.Marruecos siguió interesado en su biblioteca, y varias décadas después, en 1766, se le encargó al secretario del sultán que fuese en misión diplomática a España para recuperarlos.Se le regalaron algunas obras, pero los bibliotecarios de la Escurialense ordenaron esconder los libros «buenos».[29]​ Es destacable la herencia que ha llegado a nuestro tiempo, pues en el 2007 los códices árabes de la biblioteca son casi 2000.Después de esto, los libros en hebreo permanecieron durante un tiempo almacenados junto a los prohibidos por la Inquisición.Durante el siglo XX d. C. se siguió trabajando en la catalogación y descripción de las obras, hasta llegar a su estado actual.El ejemplar más importante es la Biblia de Arias Montano, a la que ya se ha hecho referencia.Felipe II albergó en la biblioteca obras escritas en romance, pese a los prejuicios que sobre ella existían en la época.Durante el siglo XVII d. C. hubo pocos incrementos, siendo nuevamente la principal inyección la biblioteca del Conde-Duque de Olivares.
El Monasterio de El Escorial , donde se encuentra la biblioteca.
Felipe II , el artífice de la Biblioteca.
Incendio, 1 de octubre de 1872, dibujo de Galofre en La Ilustración Española y Americana .
Salvamento de libros y manuscritos preciosos de la biblioteca de El Escorial durante el gran incendio del dos de octubre de 1872, dibujo de Vierge , en Le Monde Illustré .
Salón principal.
Esfera armilar de la Escurialense, construida por Antonio Santucci; ca. 1582.
Manuscrito de Felipe II.
Monasterio de San Lorenzo de El Escorial en una pintura de 1723, Michel-Ange Houasse ( Museo del Prado ).