Kundt suponía que era el más débil del sistema defensivo paraguayo y donde la progresión hacia Toledo y la retaguardia de todo el ejército paraguayo amenazaría aislarlo estratégicamente del eje Isla Poí-Puerto Casado, su línea principal de abastecimiento.
Ambos desconocían que en Puesto Sosa, Kundt ya tenía casi lista la 9.ª División como unidad de reserva para lanzarla hacia donde fuera conveniente.
El 25 de febrero la artillería comenzó a lanzar sus granadas sobre el fortín mientras diez aviones ametrallaban en vuelo rasante toda la zona.
Si bien se enviaron dos regimientos para impedir esa maniobra, la 3.ª División no tuvo otra opción que retirarse para no ser copada bajo la protección del regimiento Florida, al mando del mayor Manchego.
El general Osorio, temiendo nuevas deserciones, ordenó la retirada de la 3.ª División hacia el fortín Corrales.