Desde mucho antes, el teniente coronel Irrazabal, comandante de la 5.ª División, con la experiencia recogida en enero, había tomado medidas para reforzar aún más su posición.
Grandes eran las ventajas tácticas que tenía el ejército boliviano para llevar adelante este segundo ataque a Nanawa con relación al primer ataque de enero de 1933: El coronel Toro, en su libro "Mi actuación en la Guerra del Chaco", dice que él se opuso al ataque y que sus esfuerzos para convencer a Kundt fueron estériles.
Como las fuerzas bolivianas, después del ataque en enero, habían quedado formando un semicírculo delante de Nanawa, en la nueva tentativa se contemplaba el avance sobre ambos extremos del herraje con un ataque demostrativo en el centro.
A la hora señalada, la artillería y ametralladoras pesadas bolivianas iniciaron el fuego.
Una hora más tarde, al mismo tiempo que 12 aviones lanzaban sus bombas sobre el fortín intentando silenciar a la artillería, la mina subterránea explotó con gran estruendo y los infantes iniciaron su avance en los tres sectores.
Las fuerzas de asalto, retrasadas en su progresión por el fuego enemigo y la maraña del monte hicieron contacto con las trincheras paraguayas cuando la artillería ya había alargado sus tiros hacia la retaguardia enemiga, quedando a merced de la defensa que pudo contenerlos cómodamente.
Los lanzallamas, bajo el fuego de las ametralladoras, perdieron a casi todos sus efectivos.
La batalla más intensa se desarrolló en el sector norte, en los alrededores del "Reducto", en una extensión lineal de 2000 metros aproximadamente.
El teniente coronel Francisco Brizuela, a cargo del sector, recibió partes cada vez más preocupantes:"...las cosas van mal, los bolivianos han roto la línea, ...las cosas empeoran, ...todo está perdido, ...los bolís ya se infiltran".
Por teléfono alertó al teniente coronel Luis Irrazábal, ubicado a menos de 2 kilómetros del lugar donde se había producido la ruptura boliviana, que en cualquier momento podía quedar aislado.
En las trincheras tomadas por los bolivianos reinaba una nerviosa euforia con el grito incesante de “Viva Bolivia”.
El comando boliviano reforzó sus fuerzas en el sector capturado, pero, apretujados en las zanjas y sin poder progresar, los atacantes fueron sometidos a un letal ataque de morteros y granadas de mano paraguayas.
Durante toda la noche se presionó contra esa posición para evitar que los bolivianos recibieran refuerzos.
Atacantes y atacados se trenzaron en una feroz lucha cuerpo a cuerpo que concluyó cuando la infantería boliviana quedó reducida al teniente Félix Reyes Laguna y 25 soldados, los que fueron hechos prisioneros.
Este ataque boliviano fue realizado por las fuerzas del coronel Quiroga (Sector norte) a las 18:00 horas al que siguió otro más intenso a las 19:00 horas siendo rechazados por los defensores del RI-7 paraguayo al terminar el día 5.
El día 6, los regimientos ‘’Pérez‘’, RI-7 y ‘’Chichas‘’, atacaron nuevamente la ‘’Isla Fortificada" pero, pese a todos los esfuerzos demostrados por los soldados bolivianos, no dio ningún resultado.
[7] Este resultado debe ser evaluado a la luz de lo que implica un ataque frontal contra posiciones fortificadas.