Fue la principal figura militar en Bolivia en las dos décadas anteriores a la Guerra del Chaco.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, Kundt se encontraba de vacaciones en Alemania.
Comandó un regimiento en el Frente Oriental, donde se enfrentó a las tropas del Imperio Ruso.
Salamanca pensaba, además, que con esta medida podía controlar a los díscolos oficiales del Alto Mando boliviano y disponer de un "chivo emisario" en el supuesto caso de que las cosas no salieran bien.
Su error fue considerar que su adversario tenía los mismos problemas y carecería de su ventaja principal.
Tanto el Gobierno boliviano como las Fuerzas Armadas y el pueblo (este último engañado por una propaganda nacionalista impulsada por aquellos) creían que la guerra contra Paraguay por la posesión del Chaco sería un "paseo" militar, en el supuesto caso que aquel país se animara a ir a la guerra.
Éstos lo veían como la prueba patente de su propia incapacidad y Kundt, a quien le sobraban ejemplos, no perdía oportunidad en resaltarlo.
Por esta razón, a los seis meses de comandar el Ejército boliviano ya pensaba en renunciar al cargo.