La Zaragoza del siglo xvi era una ciudad rica, apodada La Harta, dedicada al comercio y la industria, cuyo número de habitantes superaba los 25.000.
Gaspar de Barreiros, un viajero portugués que estuvo en Zaragoza en 1542 comenta: La arquitectura renacentista aragonesa adopta los elementos clásicos del Renacimiento italiano, pero no rechaza los elementos anteriores góticos y mudéjares, resultando una mezcla característica.
Subiendo la escalera se llega al segundo piso, la planta noble, que tenía una gran sala con balcones al exterior en el que los señores de la casa recibían a las visitas y celebraban sus fiestas.
El último piso, la falsa, se empleaba como desván o simplemente para airear la casa a través de la galería.
Resulta interesante la decoración exterior con medallones de yeso policromado que representan caras.
La torre estaba inclinada desde poco tiempo después de su construcción, posiblemente debido al poco tiempo que se empleó para realizar el basamento y el primer cuerpo: la parte sur de la torre fraguó más rápidamente que la parte norte, produciéndose una diferencia en las tensiones de ambos lados que inclinaría la torre.
A partir del siglo xvi, la torre se convierte en símbolo de la ciudad.
Durante los Sitios (1808-1809) la torre se empleó para vigilar los movimientos de las tropas francesas.
En 1892 el ayuntamiento decidió demoler la torre, justificando la decisión con la inclinación y la probable ruina de la obra.
El palacio, que se encontraba en la calle más bella y espaciosa de la ciudad en el siglo xvi, fue encargado al arquitecto Lope Cacho.
En el interior solo se conserva el aspecto original del gran patio central, uno de los más grandes que se han conservado, cubierto en la actualidad, ya que el edificio fue reformado en diversas ocasiones.
En la luna y las salas adyacentes se realizan a menudo exposiciones abiertas al público.
En la actualidad alberga la hemeroteca, archivo y biblioteca, además del centro de documentación municipal.
La parte superior, la planta noble, está formada por una galería cerrada por arcos dobles de medio punto que descansan en columnillas en el centro.
En esta planta principal se extiende un amplio salón, destinado en origen a los bailes y reuniones sociales que ofrecían sus propietarios, cubierto con una magnífica techumbre de madera decorada.
La estructura exterior original, que había quedado bastante enmascarada por las reformas posteriores, se ha recuperado cuidadosamente en las obras de restauración y rehabilitación.
Del conjunto inicial solo se conserva la fachada, que resulta típica de una casa palacio renacentista.
La portada sufrió grandes daños y el resto del edificio fue reducido a ruinas.
Creado para la casa-palacio del banquero y comerciante Gabriel Zaporta, prestatario de Carlos V de origen judío, que se encontraba entre las calles San Jorge, San Andrés y Zaporta.
En 1957 Ibercaja compra el patio y en 1980 lo instala dentro de su central, un edificio moderno situado en la plaza Basilio Paraíso.
El resto del edificio ha sido reformado, por lo que no se reconoce la estructura original.
En la actualidad aloja el Museo e Instituto Camón Aznar, que expone la importante colección privada de pintura del siglo xv al xx del historiador de arte Camón Aznar.
Actualmente alberga el Museo Pablo Gargallo, con una exposición permanente del artista que incluye esculturas, dibujos, grabados y cartones, con los que a modo de patrón realizaba algunas de sus esculturas.
Casa palacio datada a finales del siglo xv por diversos elementos artísticos.
La entrada se hace por un arco de medio punto a un patio antiguo con influencias árabes.
El interior también conserva algunas techumbres mudéjares y una portada que se ha relacionado con otras de La Aljafería.
El actual cimborrio de la Seo fue edificado entre 1505 y 1520, habiendo existido dos antiguos monumentos en su lugar, ambos caídos en la ruina.
Las nervaduras, pieza fundamental en el cimborrio, forman una estrella de ocho puntas y permiten que se alce una linterna.