1] En la labra de los rostros, paños y actitudes, las formas son serenas y líricas, con un fondo goticista que se verá claramente en la obra de su mejor representante, el escultor valenciano Damián Forment.
La única pieza importada fue la del sepulcro de Bellpuig en la región catalana, realizado por el escultor renacentista italiano Giovanni da Nola.
Otra característica es su expansión geográfica pues mientras la escuela castellana exportó sus escultores y su obra hacia Andalucía, los aragoneses se restringieron a Zaragoza y alrededores, dando una especial importancia a sus talleres donde colaboraban sin salir del lugar.
En esta época se dio una masiva renovación de retablos en catedrales y monasterios.
El alabastro fue muy frecuente pues había muchas canteras de gran calidad en la región.
4] Los tres grandes escultores fueron Damián Forment, Joly (españolizado Yoli) y Juan de Moreto.
También trabajaron en varios encargos los escultores Bernardo Pérez y Juan de Liceire, que no aportaron grandes innovaciones.
En Teruel hizo retablos en distintas iglesias, obras éstas de gran inspiración y belleza.
El taller mantenía una gran actividad debido a la enorme demanda de obras.
Ello supuso un aumento de contratos y por tanto una mayor actividad en el taller.
Desde Mallorca le encargaron en 1524 un retablo para Valldemosa y ese mismo año Damián Forment tuvo necesidad de contratar a su antiguo discípulo Juan de Salas para que le ayudara a hacer imágenes.
Sustituyó las tradicionales polseras por temas decorativos italianos de guirnaldas, angelotes y frutas colgantes.
[9] Se considera este retablo como una de las piezas escultóricas más relevantes del Renacimiento español.
La realización del retablo contó con un gran equipo de buenos profesionales dirigido por Damián Forment y trabajando todos en su taller.
Arabe murió sin terminar la obra y Forment contrató a Juan de Segura.
En una pared de este gran establecimiento había una muestra del retablo trazada en carbón.
También había otra muestra en lienzo colgada en una pared de la iglesia del Pilar.
Uno de los más prometedores artistas fue Pedro Moreto, aunque su temprana muerte le impidió mostrar todo su valor.
Otro artista destacado es Bernardo Pérez quien, en colaboración con Pedro Moreto, se encargó del sepulcro en alabastro del abad Lope Marco del Monasterio de Veruela, en un estilo que continúa el utilizado en el importante monumento funerario al arzobispo aragonés y su madre Ana de Gurrea en la capilla dedicada a San Bernardo de la catedral zaragozana antes mencionado.
De su mano proceden las escenas Oración del Huerto, Prendimiento, Ecce-Homo, Cristo con la cruz a cuestas y Piedad.
Pero Arnau de Bruselas no se afincó en Aragón y terminado su trabajo, regresó a La Rioja en 1560.
Asimismo, fueron requeridos en Aragón los servicios del escultor romano Andrea Fortunato de Peregrinis.
Muchas obras renacentistas no se hallan en su lugar de origen por distintas circunstancias.
Muchas obras renacentistas están desaparecidas o perdidas por diversas causas: robo, incendios, destrucción, guerras.