Es esta última obra uno de los ejemplos más señeros del renacimiento escultórico en Aragón.
También trabajó como arquitecto y pintor de decoración, transmitiendo todo su oficio a su hijo Gil Morlanes «el Joven».
Fue un escultor que trabajó sobre todo a cincel, y cuyos materiales habituales son el mármol, el alabastro y la piedra, lo que indica que sus encargos eran de gran categoría.
Su última obra, que quedó inacabada al contraer la enfermedad que le ocasionaría la muerte, es también su obra maestra y el ejemplo de la plena introducción de las formas renacentistas en la escultura aragonesa.
Comenzada hacia 1512, su hermano Gil y posteriormente sus hijos, con Gil Morlanes «el Joven» a la cabeza, concluirían la obra de su progenitor.