Carlos Palao
Al concluirlos se instaló en Zaragoza, continuando el taller familiar, especialmente en obras de restauración.Trabajó en varios conjuntos arquitectónicos de las iglesias zaragozanas, como Santa Engracia, donde palió los daños sufridos durante los Sitios de Zaragoza, rehaciendo algunas esculturas.Otras esculturas de Palao fueron hechas en Ávila, Valencia y Teruel.Carlos Palao, a diferencia de su padre, montó un trabajo con un claro viraje hacia el renacimiento y neoclasicismo, contrario a Antonio, quien trabajó durante toda su vida con un talante barroco.Su actividad como pintor fue escasa y apenas conocida, destaca sobre todo el diseño de los carteles para las fiestas taurinas en Zaragoza en 1899, que más que pinturas tiene tinte de miniaturas comerciales.