Antonio Alcántara

Es un hombre que se ha hecho a sí mismo, trabajador, emprendedor, empresario, político.

Es hijo de Eusebio "el Tuerto" Alcántara Buendía y Purificación Barbadillo Sánchez.

Don Mauro, el cacique del pueblo, le mandó fusilar durante la guerra, debido a los celos que sentía por un amor no correspondido por su madre, Pura.

Durante aquellos años, cuando era un niño, vio un avión aterrizar en un prado del pueblo y despegar de nuevo.

De este matrimonio, nacieron sus cuatro hijos: Inés (1948), Toni (1950), Carlos (1960) y María (1971).

Poco después de eso, nació su tercer vástago, Carlos, y varios años más tarde, María, la última hija.

En los años 50, cuando Antonio llegó a Madrid, trabajaba por las mañanas como ordenanza en el Ministerio de Agricultura.

Con ellos como socios, intentó realizar su sueño de tener una imprenta propia: Alcántara y Otros.

En 1970, un ambicioso proyecto que los debería haber encumbrado, una urbanización de lujo, acabó suponiendo la ruina para Antonio: una vez vendidas las viviendas, nunca llegaron a construirse, al tiempo que Jorge Lastra, el socio de Don Pablo, se fugó con el dinero.

Pasaba las tardes en la taberna de Tinín, bebiendo y jugando al mus, mientras esperaba con abulia la llegada su jubilación.

Enfadado y distanciado de su mujer, Antonio abandonó Meyni para colaborar con Don Pablo en su nueva andadura, Exposov.

No obstante, debido al contexto de la crisis en 1972, Pablo Ramírez Sañudo acabó clausurando sus empresas.

Durante esos años volvió a hacer negocios con Don Pablo, salido de la cárcel, y con otros socios importantes como Rafa Prieto.

Por fin, a sus 50 años, se convirtió en propietario único de su propia empresa, que llamó Alcántara Rotopress.

Finalmente, en el otoño de 1978, Antonio vendió su imprenta para dedicarse en exclusiva a su nueva e influyente carrera política.

Antonio fue llamado por sorpresa a la lectura del testamento de Pablo, que inesperadamente le cedió en herencia una participación en el Club 2001.

Esta comprendió la situación y ofreció a Antonio y a Santos formar parte del negocio que planeaba emprender tras su despido: una línea 906 para echar las cartas del tarot (ya que Casandra era tarotisa).

Sus inicios en el cargo fueron muy duros debido a su inexperiencia política, no obstante consiguió salir airoso de varios problemas.

Consternado por haber sido echado del gobierno por la puerta de atrás, Antonio no se resignó a dejar la política.

Al final abandonó el proyecto y se apartó de la vida política.

Antonio renuncia al cargo nada más entrar en su nuevo despacho, al darse cuenta de que es un cargo totalmente inventado y sin función alguna, que le han concedido únicamente por hacerle un favor.

En 1980, con la UCD en horas bajas, la cúpula del partido decidió recompensar a Antonio por la lealtad que siempre les mostró y le ofrecieron el cargo de gobernador civil de Albacete; recibió incluso una llamada del propio Suárez, pero finalmente acabó rechazando el cargo para centrarse en la recuperación del cáncer que sufrió Mercedes.

También se enfrentaron en otras ocasiones, como cuando decidió entrar en el mundo del teatro.

Sin embargo, Inés recibió su apoyo cuando fue erróneamente encarcelada al ser relacionada con unos terroristas, y cuando tuvo que exiliarse a París.

Por su parte, Toni dejó embarazada a Marta Altamira, la hija de un alto cargo del gobierno.

Por esa razón, por ejemplo, mantuvieron una fuerte discusión cuando su hijo dejó la carrera de Económicas en ICADE porque él quería dedicarse a otras cosas.

Mercedes descubrió en aquella época que se encontraba embarazada de María, y decidió fingir una anemia y marcharse una temporada a Sagrillas para ocultar a todo el mundo su embarazo.

Toda relación con Elisa terminó cuando Mercedes volvió a casa ya en avanzado estado de gestación.

Antonio Alcántara ha sido siempre un hombre ansioso y nervioso, además de un fumador empedernido.

Desgraciadamente, en 1979, dicho banco fue intervenido por encontrarse en quiebra técnica, por lo que Antonio perdió todos los ahorros de su vida.