Ahorcado, arrastrado y descuartizado

El castigo fue registrado por primera vez durante el reinado del rey Enrique III (1216-1272) y de su sucesor, Eduardo I (1272-1307).Por razones de «decencia pública», las mujeres condenadas por alta traición eran, en cambio, quemadas en la hoguera.Por ello, si bien algunos convictos lograron la conmutación de la pena y sufrieron un final menos ignominioso, durante varios siglos muchos hombres encontrados culpables de alta traición sufrieron esta pena máxima.En el siglo XII, se introdujeron otras penas más brutales, tales como el desentrañamiento, la muerte en la hoguera, la decapitación y el desmembramiento.El cadáver fue eviscerado, sus entrañas quemadas y el cuerpo descuartizado: las partes se distribuyeron también por ciudades en todo el país.[15]​ La nueva legislación ofrecía una definición más concisa de la traición que la anterior, y dividía la antigua ofensa feudal en dos clases.Los hombres convictos de «petty treason» eran arrastrados y colgados en la horca, mientras que las mujeres eran quemadas.Cualquier intento de socavar la autoridad del rey era considerado tan serio como si se le atacara personalmente: un asalto a su estatus como soberano y una amenaza directa a su derecho de gobierno.[28]​ El uso de la palabra drawn (del verbo inglés «to draw») ha traído mucha confusión.[30]​ Aunque algunas crónicas indican que durante el reinado de María I los espectadores eran solamente pasivos, durante el transporte el convicto a veces sufría castigo directamente de estos: por ejemplo, William Wallace fue azotado, atacado y le tiraron comida podrida y basura,[31]​ en tanto que el cura Thomas Prichard llegó prácticamente sin vida a la horca en 1587.Según Samuel Clarke, el clérigo puritano William Perkins (1558-1602) una vez consiguió convencer a un hombre joven ya en la horca de que se arrepintiese de sus actos, permitiéndole así morir «con lágrimas de alegría en sus ojos [...] tal como si se viera a sí mismo saliendo del infierno al que antes temía mientras se le abría el paraíso para recibir su alma».Por ejemplo, en 1588 el discurso del sacerdote católico William Dean ante el público fue considerado tan poco adecuado que fue amordazado casi hasta el punto de morir asfixiado.Muchos curas jesuitas sufrieron a manos de quienes los habían capturado, pero a menudo eran los más desafiantes; por otra parte, quienes habían sido tratados mejor solían ser los que se disculpaban más.El buen comportamiento en la horca también podía deberse al deseo del convicto de que sus descendientes no fueran desheredados.Ello sucedió con James Bell en 1584, cuando fue obligado a mirar la ejecución de su compañero John Finch.Otras personas, como el impopular William Hacket (1591), murieron al instante para luego ser eviscerados y a menudo emasculados, en palabras de Sir Edward Coke «para evidenciar que eran desheredados con la corrupción de su sangre».[45]​[46]​ Los verdugos a menudo eran poco experimentados y el procedimiento no siempre era tan sutil como se pretendía.[53]​ La distribución de los restos de Dafydd ap Gruffydd fue descrita por Sir Herbert Maxwell: «El brazo derecho, con un anillo al dedo, en York, el brazo izquierdo en Bristol; la pierna derecha y la cadera en Northampton, y la pierna izquierda a Hereford.El cronista John Evelyn remarcó: «No fui a ver su ejecución, pero sí que vi sus partes destrozadas, cortadas y malolientes mientras se las llevaban de la horca en cestos».[43]​[56]​ Los cabecillas solían colocarlas en el puente de Londres, el cual durante siglos fue atravesado por los viajantes del sur que entraban en la ciudad.[64]​ En 1803 Edward Despard y sus seis colegas conspiradores fueron sentenciados a ser «hanged, drawn and quartered».Cuando fue nombrado miembro del parlamento por Queensborough en 1806, decidió mejorar lo que describió como «nuestro cruel y bárbaro código penal, escrito con sangre».Al igual que con Edward Despard y sus confederados, los tres fueron arrastrados hasta el lugar de ejecución en trineos antes de ser colgados durante una hora, y después, según las órdenes del príncipe regente Jorge IV, fueron decapitados con un hacha.El minero al que le fue encargada esta tarea no tenía experiencia y, después de haber fallado los dos primeros intentos, completó el trabajo con un cuchillo.[77]​ La campaña de Robert Peel para mejorar el cumplimiento de la ley hizo que se aboliera la «petty treason» con el «Offences against the Person Act 1828», la cual eliminaba la distinción entre crímenes anteriormente considerados como tales y el asesinato.[81]​ El informe también destacaba la visión cambiante del populacho hacia las ejecuciones públicas (provocada en parte por la prosperidad creciente creada por la Revolución Industrial).[82]​ Finalmente, pues, la práctica de ejecutar criminales en público acabó dos años después con la Capital Punishment Amendment Act 1868, introducida por el Home Secretary Gathorne Hardy.
Representación de la ejecución de Guy Fawkes por Claes Jansz Visscher; en el grabado puede observarse cómo los hombres son arrastrados por caballos, mientras el populacho observa y se divierte ante la presencia de dicho acto. Asimismo, se observan hogueras donde los cuerpos son cocidos, la horca y el lugar donde el cuerpo es descuartizado por los verdugos.
Ilustrado en la Chronica Majora de Mateo de París , William de Marisco es arrastrado a su ejecución atado al lomo de un caballo.
Ejecución de Hugo Despenser el Joven el 24 de noviembre de 1326 según la ilustración de una crónica de Jean Froissart .
« Una representación animada de la forma en que su difunta Majestad fue decapitada en el cadalso (30 de enero 1648) ; y Una representación de la ejecución de los que juzgaron al rey ». En el panel superior, Carlos I está esperando su ejecución. En el panel inferior, un regicida es colgado y otro descuartizado, mientras que la cabeza del anterior se muestra a la multitud.
Grabado de la ejecución de Sir Thomas Armstrong ; nótese las escenas de descuartizamiento de su cuerpo.
La cabeza decapitada de Jeremiah Brandreth , uno de los últimos hombres de Inglaterra sentenciados a ser «hanged, drawn and quartered».