William Wyler

Gracias a estas conexiones familiares, y sobre todo por su talento precoz, fue el más joven director de la Universal en 1925.Más tarde fue contratado por Samuel Goldwyn y dirigió películas de gran calidad como Esos tres (1936), Rivales (1936), una obra maestra como Desengaño (1936), Dead End (Callejón/Calle sin salida) (1937), Jezabel (Jezebel, 1938), Cumbres borrascosas (1939), La carta (1940), The Westerner (1940) y La loba (1941).Este documental no fue proyectado en los cines de Estados Unidos hasta 1947, una vez terminada la guerra.En su última etapa Wyler siguió dirigiendo filmes de notable interés, como La calumnia (The Children's Hour, 1961), polémico filme alusivo al lesbianismo con Audrey Hepburn y Shirley MacLaine; El coleccionista (1965) con Terence Stamp (que inspiró a Pedro Almodóvar el argumento de ¡Átame!)Once años más tarde, recibió el Premio a toda su carrera por parte del American Film Institute.Tan sólo tres días más tarde, Wyler murió de un ataque al corazón.Wyler está enterrado en el cementerio de Forest Lawn Memorial Park en Glendale, California.Orson Welles le llamaba burlonamente un "brillante productor", pero más bien era un 'director-de-estudio' que supo trabajar muy bien y controlar las imposiciones de los estudios.Seguramente el peso de la crítica francesa (Cahiers su Cinéma, Positif), que destacaban mucho a John Ford, Howard Hawks, Nicholas Ray o al propio Welles, que influyó con su desdén por Wyler en el crítico americano Andrew Sarris (publicaba la edición inglesa de Cahiers).El cine puro, decía Bazin, existe en muchas combinaciones narrativas, no es una materia independiente y aislable: "el cine es más bien un estado estético de la materia", y nadie ha sabido "contar mejor una historia en 'cine'" que Wyler.