Se convertiría en el primer gran filme de Hepburn, y catapultaría su carrera cinematográfica.
En 1999, Roman Holiday fue seleccionada por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos para su conservación en el National Film Registry por ser "cultural, histórica o estéticamente significativa".
La princesa Anna (Audrey Hepburn), heredera al trono de un Estado europeo, se encuentra en Roma en visita oficial.
También llama a su amigo fotógrafo, Irving Radovich (Eddie Albert), para acompañarlo y tomar fotos en secreto.
Más tarde, sabiendo que sus responsabilidades reales deben reanudarse, Anna se despide con lágrimas en los ojos de Joe y regresa a la embajada.
Joe, sin embargo, ha decidido no escribir la historia, aunque luego le dice a Irving que es libre de vender sus fotografías.
Al final de la entrevista, la princesa pide inesperadamente encontrarse con los periodistas, dándose la mano y hablando brevemente con cada uno.
Inicialmente, y durante cuarenta años, se acreditó la película a Ian McLellan Hunter, a quien habían acreditado el guion para no despertar sospechas de la participación de Trumbo; y fue quien recibió el Premio Óscar al mejor argumento en su lugar.
Para el papel de la princesa Anna, Wyler había considerado inicialmente a Elizabeth Taylor y Jean Simmons, pero ninguna estaba disponible.
[11] Debido a la popularidad de la película, tanto Peck como Hepburn fueron contactados para filmar una secuela, pero el proyecto nunca fue iniciado.
Wyler sería candidato al Premio del Sindicato de Directores a la mejor dirección.