Se establecieron definitivamente en España en 1576, y cuando nació Juan Eusebio en 1595 ya llevaban casi veinte años instalados en la Corte.
Ayudó al padre Juan Luis de la Cerda a publicar unos Comentarios sobre Tertuliano y San Aldhelmo.
[4] Andrade afirma que pidió ser misionero en las Indias, pero no ha quedado resto documental alguno que lo confirme; más bien parece que se dedicó solo a estudiar y escribir; el propio Andrade indica que retirado del bullicio de la Corte, tomó un aposento en lo más retirado de la casa, quatrocientos i más passos de la portería... donde vivía como en soledad del yermo, entregándose todo a la contemplación y lición, y al estudio de los libros, no saliendo de casa si no era compelido de gravísima causa.
Uno de sus principales estudiosos, Hugues Didier, afirma que "Nieremberg fue ante todo un erudito y un pensador neoplatónico, quizás más plotiniano que propiamente agustiniano, y muy típico del barroquismo.
Hizo una versión del Catecismo romano que fue reimpresa muchas veces y defendió en numerosos opúsculos la Inmaculada Concepción, en cuya definición dogmática participó a instancias del Rey.
Sus obras ascéticas fueron un gran éxito de ventas en toda Europa, también durante el siglo XVIII, y fueron traducidas a las lenguas más importantes.
Esta obra fue plagiada por el escritor inglés anglicano Jeremy Taylor en Contemplations of the state of man in this life, and in that which is to come, 1702.
Narciso Alonso Cortés editó en 1915 parte de su extenso Epistolario, formado no por auténticas cartas, sino por tratados dirigidos a personas imaginarias.
[10] En el género De regimine principum destaca su Obras y días.
En Corona virtuosa y virtud coronada (1643), reunió en un mismo libro las glorias pasadas de Castilla y las del Sacro Imperio para proponerle sus ejemplos al príncipe Baltasar Carlos.
Fue reconocido como autoridad de buen lenguaje por la Real Academia Española.