Martín Gutiérrez, S.J., (Almodóvar del Campo, 1524 - Cardeilhac, 1573) fue un jesuita español martirizado por los calvinistas en Francia.
Allí le empezaron a acometer fuertes cefaleas o dolores de cabeza, acaso migrañas, por lo que a veces sus sermones se los tenía que componer su amigo, el también jesuita padre Gil de la Mata.
Al morir San Francisco de Borja en 1572, y habiendo sido nombrado superior de la Casa profesa de Valladolid (1573), le eligieron para representar a la Provincia de Castilla en la III Congregación General que debía hacerse en Roma; de viaje para allá le apresaron los hugonotes (calvinistas franceses) junto a otros dos compañeros, y fue encarcelado en una torre y torturado; estos malos tratos le acarrearon la muerte.
Pasados treinta años, fue posible repatriar su cuerpo, según el Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, tomo II; dos jesuitas trajeron su cuerpo a España y lo enterraron en la iglesia de la casa profesa de Valladolid al lado del altar mayor con el siguiente epitafio en latín, que traducido es el siguiente: Fue declarado venerable por la Iglesia Católica.
Escribió sobre él Juan Eusebio Nieremberg en sus Varones ilustres (libro III, capítulo séptimo) y narró su martirio Luis de la Puente en su Vida del padre Baltasar Álvarez.