Según la mitología griega, fue llamada así por los antiguos griegos, quienes creían que fue allí donde Heracles descendió a los Infiernos en busca de Cérbero, a través de una gruta por la que el río Aqueronte conducía hasta allí.
Su hermano Sátiro se hizo cargo del gobierno como regente y, según Memnón, superaba a su antecesor en crueldad.
[10][11] En su vejez, Sátiro cedió el poder a Timoteo, hijo de Clearco, que gobernó conjuntamente con su hermano Dionisio.
Entretanto, Lisímaco se había ganado el desprecio de sus súbditos cuando hizo matar a su propio hijo Agatocles y Seleuco aprovechó esta situación para combatirle.
Ante la enemistad con Seleuco, los heracleotas buscaron una alianza con el Reino del Ponto y las ciudades de Bizancio y Calcedón, formando la llamada Liga del Norte en 280/79 a. C. Además, los desterrados de Heraclea regresaron a su ciudad, donde fueron bien acogidos.
Entre ellas destacaba un octorreme llamado «portador de leones», que contaba con 1600 remeros y 1200 soldados en cubierta.
También ofrecieron ayuda en forma de dinero a Bizancio, que estaba arruinada tras haber sido asolada por los galos.
Tras sufrir varios reveses militares en el año 72 a. C., Mitrídates quiso refugiarse en Heraclea y consiguió entrar en la ciudad mediante una estratagema.
La guerra prosiguió y los romanos, dirigidos por el procónsul Marco Aurelio Cota asediaron Heraclea durante dos años.
También se liberó a los prisioneros de Heraclea y se les permitió regresar a su ciudad, aunque solo volvieron unos 8000, que reconstruyeron la ciudad,[13] En el año 63 a. C. Heraclea quedó encuadrada en la provincia del Ponto.
[6][14] Estrabón señala que el territorio de Heraclea producía la planta venenosa del acónito.