En el tratado de Apamea, el Imperio seléucida se vio obligado a ceder Asia Menor.
Antíoco III apodado "el Grande", gobernante del Imperio seléucida, se involucró por primera vez con Grecia al firmar un tratado con el rey de Macedonia Filipo V en 203 a. C.[1] El tratado estipulaba que Antíoco y Filipo se apoyarían mutuamente en la conquista de las tierras del joven faraón ptolemaico Ptolomeo V.
Los problemas del monarca seléucida se habían acabado pues en Asia, era hora de mirar hacia Europa.
[7] Tras derrotar a Esparta en 195 a. C., las legiones romanas bajo el mando de Tito Quincio Flaminino abandonaron Grecia.
En otoño del año 192 a. C., Antíoco desembarcó en Demetríade, Tesalia, con 10.000 infantes, 500 jinetes y 6 elefantes.
La derrota en Magnesia supuso un desastre para el Imperio seléucida, cuyo rey debió aceptar un tratado desfavorable, firmado en el año 188 a. C. en la ciudad siria de Apamea.
Rodas pasó a controlar Caria y Licia, mientras que Pérgamo pasó a controlar todo los territorios del norte de Licia y el resto de Asia Menor.