Antón Chéjov

[1]​ Como dramaturgo, Chéjov se encontraba en el naturalismo, aunque contaba con ciertos toques del simbolismo.

Sus piezas teatrales más conocidas son La gaviota (1896), Tío Vania (1897), Las tres hermanas (1901) y El jardín de los cerezos (1904).

[7]​[8]​ Según el escritor estadounidense E. L. Doctorow, Chéjov posee la voz más natural de la ficción: «Sus cuentos parecen esparcirse sobre la página sin arte, sin ninguna intención estética detrás de ellos.

[9]​ Chéjov nació en Taganrog, el puerto principal del mar de Azov.

Su abuelo, Yegor Mijáilovich Chéjov, fue un antiguo y muy digno siervo o muzhik que ahorró céntimo a céntimo 875 rublos, la cantidad necesaria para poder comprar su libertad y la de sus cuatro hijos en 1841.

Hasta que no concluyó el bachillerato en 1879, Antón no pudo reunirse allí con su familia; comenzó a estudiar Medicina en la Universidad de Moscú y, para ayudar en casa y sufragar también sus estudios pane lucrando, Chéjov empezó a escribir relatos humorísticos cortos y caricaturas de la vida en Rusia bajo el pseudónimo de «Antosha Chejonté», sin demasiada veneración por el pueblo ruso o las austeras ideas tolstoianas; por eso escribió: «Algo me dice que hay más amor a la humanidad en la energía eléctrica y la máquina de vapor que en la castidad y la negativa a comer carne».

También quería con sus escritos hacer una crítica social de la clase alta, y para ello usó personajes y frases incisivas que hacían a sus lectores reflexionar sobre la sociedad en que vivían.

Por ejemplo, su relato corto Boba (o Cobarde, Размазня en ruso,[15]​ A Nincompoop en inglés) culmina con la frase «qué fácil es derrotar al débil en este mundo».

En 1892, se compró un terreno y una casa en Mélijovo, a setenta kilómetros al sur de Moscú, y se trasladó a ella con sus padres; trabajó como médico para prevenir una epidemia de cólera.

En 1897, cayó gravemente enfermo y publicó Los campesinos, cuya cruda visión de la vida rural causó furor; pasó el invierno en Niza reponiéndose y se interesó por el caso Dreyfus.

Adoptó a dos perros más, Túzik y Kashtanka, pero a este último se lo llevó un médico amigo y fue sustituido por otro, Shárik, para aliviar el enorme disgusto de la cocinera.

La enfermedad lo obligaba a pasar largas temporadas en Niza (Francia) y posteriormente en Yalta (Crimea), ya que el clima templado de estas zonas era preferible a los duros inviernos rusos.

Si bien Chéjov ya era reconocido en Rusia antes de su muerte, no se hizo internacionalmente reconocido y aclamado hasta los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, cuando las traducciones de Constance Garnett al inglés ayudaron a popularizar su obra.

Para el escritor uruguayo Eduardo Galeano, Chéjov «escribió como diciendo nada.

Chéjov en 1897 en Mélijovo.
Chéjov en 1900.
Chéjov (izq.) y Máximo Gorki (dcha.) en Yalta en 1900.
Portada de la primera edición de Las tres hermanas con los retratos de las actrices del estreno teatral; 1901.
El féretro con el cuerpo de Chéjov llegando a la Estación Nikoláievski de Moscú (1904).
Tumba de Chéjov en el Cementerio Novodévichi (Moscú).