Tiberíades es reconocida como ciudad santa para el judaísmo junto con Jerusalén, Hebrón y Safed.
En su obra Antigüedades judías, el historiador judeorromano Flavio Josefo denomina al municipio con las aguas termales Emmaus, actualmente Hammat Tiberíades, junto a Tiberíades,[5] misma denominación que la aparecida en La guerra de los judíos.
[7] Tiberíades es mencionada en Juan 6:23 como ubicación donde las barcas zarpaban hacia el extremo oriental del mar de Galilea.
En el año 61, Herodes Agripa II anexó la ciudad a su reino, cuya capital se encontraba en Caesarea Philippi.
El sanedrín, el tribunal judío, también huyó de Jerusalén durante la Gran Revuelta Judía contra Roma, y tras varios traslados en busca de estabilidad, finalmente se establecieron en Tiberíades en torno al año 150,[7][12] donde permanecerán hasta su desmantelamiento a comienzos del Imperio bizantino.
[12] Las trece sinagogas de Tiberíades fueron usadas como centros espirituales tras una creciente población judía.
[14] Desde 636, Tiberíades se convirtió en capital regional hasta que el Califato Rashidun la trasladó a Beit She'an.
Así lo cuenta: Numerosos edificios fueron erigidos en el agua, debido a que el fondo en esta parte es piedra; y han construido casas de placer sostenidas por columnas de mármol que sobresalen del agua.
[16] En 1099 el lugar primigenio de la ciudad fue abandonado y los ciudadanos se trasladaron al norte del actual municipio.
[18] Este hecho puede probar que la ciudad gozaba de una gran población no islámica.
Raimundo estuvo obligado a conceder este permiso según los términos de su tratado con Saladino.
Además, las fuerzas del sultán abandonaron Caesarea Philippi para alzarse en armas contra los Caballeros templarios, fracasando estos últimos.
Sin embargo, durante la Tercera cruzada, los templarios consiguieron expulsar a los musulmanes de la ciudad.
La describió como «una gran ciudad antaño, ahora en ruinas y desolada», donde se encontraban «diez o doce» familias musulmanas.
Gracia Nasi concibió la ciudad como un refugio para judíos y obtuvo permiso para establecer una autonomía judía en la zona.
[24] En 1561 su sobrino Joseph Nasi, señor de Tiberíades,[25] promovió que los judíos se trasladasen a la ciudad.
[26] A finales del siglo XVI, la ciudad de Tiberíades albergaba 54 viviendas: 50 familias y cuatro solteros, todos ellos musulmanes.
[28] La destrucción en 1660 de Tiberíades por los drusos hizo que la comunidad judía abandonara la ciudad;[29] a diferencia de Safed, que consiguió recuperarse y no fue completamente abandonada,[30] permaneciendo como un importante centro hebreo en Galilea.
En la década de 1720, el líder árabe Zahir al-Umar del clan Zaydani fortificó la ciudad y firmó un acuerdo con las vecinas tribus beduinas para evitar los saqueos.
[34] Aún se conserva actualmente la sinagoga que patrocinó, ubicada en el Tribunal de los Judíos.
[34] Una expedición estadounidense se percató de que la ciudad aún no había sido reconstruida en 1847-48.
[37] El rabino Haim Shmuel Hacohen Konorti, nacido en España en 1792, se trasladó a Tiberíades con 45 años y promovió en gran medida la restauración de la ciudad.
[38] Durante el nacimiento del Mandato británico de Palestina (1922), la ciudad ya contaba con una mayoría judía.
McDonald presentó un ultimátum británico a las tropas israelíes de abandonar la península del Sinaí, en territorio egipcio.
[43] Tiberíades alberga un pequeño puerto en las costas del mar de Galilea para pescadores y actividades turísticas.
El célebre filósofo, talmudista y médico judío andalusí Maimónides, nacido en Córdoba, fue enterrado en esta ciudad, descansando su cuerpo en la tumba que lleva su nombre, actualmente lugar de peregrinación.
El castillo es un museo dividido en salas que relatan su historia y la de aquella época.
Al sur de la ciudad está Yardenit, donde según la tradición cristiana fue bautizado Jesús.
En el cementerio de la ciudad están enterrados varios sabios judíos: los rabinos Akiva, Yohanan Ben-Zakai y Meir Baal HaNess.