Los radicales se mantendrían en el poder, aunque divididos entre yrigoyenistas y antipersonalistas, hasta 1930, año en que un golpe de Estado inauguraría un período conocido en la historiografía argentina como la 'Década infame'.La comunidad judía se fue haciendo cada vez más numerosa, debido principalmente a la inmigración desde Europa del este.[8][9] En 1906 es fundada la Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia, más conocida como la Zwi Migdal.La Zwi Migdal tenía su sede en Buenos Aires, pero también operaba en el resto del país.En la década de 1920 la juventud literaria se aglutinó en dos grupos enfrentados: Boedo y Florida.[18][19] Según Tiempo por aquellos días había leído los Diálogos de Platón y la siguiente frase, atribuida a Sócrates: «Un poeta, para ser un verdadero poeta, no debe componer discursos en verso, sino inventar ficciones», lo había sugestionado, además de estar «ganoso de dar candonga a los camaradas mayores que se resistían a creer en los talentos del mequetrefe» según sus palabras.[17] Según explica el propio César Tiempo, tanto el nombre y el apellido utilizado como seudónimo tenían sus motivos: ‘Clara’ es por ‘Kátinka’ la protagonista de Resurrección, novela de León Tolstói;[18] mientras que ‘Beter’ sería una reminiscencia gorkiana que significa ‘amargo’.Luego de algunas estrofas se resaltaba el contraste entre las diferentes vidas que habían seguido:[1] El libro contenía cuarenta y cuatro poemas, titulados: «Quicio», «Versos a Tatiana Pavlova», «Canción de la prosa cotidiana», «Ayer y hoy», «Amorío ciudadano», «Leyendo», «Presentimiento», «Sol poeta», «Un lejano recuerdo», «Patio de la infancia», «Alacridad», «Contrición», «Fatalidad», «Destino», «Otoño», «No me beses las manos», «A un obrero», «A mi libreta de ahorros», «Lo irremediable», «Rosa de Jericó», «Vida», «En la calle Florida», «Ronda infantil», «Mediodía», «Llueve», «La calle», «Desnuda», «Actitud», «Compasión», «Mi dolor», «Frente al océano», «Filosofía», «Mancer», «Canción ciudadana», «En el Ba-ta-clan»,[26] «Versos de antaño», «Impresión», «Atavismo», «Mañana el sol en Echesortu»,[27] «A las 23:30», «Sopla, viento bienhechor», «Episodio», «Sentimientos naturales» y «Estancias del porvenir ilusorio».Así, por ejemplo, aunque la mayor parte de sus poemas tratan sobre su vida actual, en «Versos a Tatiana Pavlova» y «Patio de la infancia» Clara Beter recuerda su lejano pasado, mientras que en «Presentimiento», «Visión», «Fatalidad» y «Destino» presenta sus temores o esperanzas con respecto al futuro.para ganarme el pan vendo mi cuerpo ¿qué he de vender para guardar intactos El lenguaje empleado en los poemas es sencillo y se hace mención a objetos e imágenes muy cotidianas: "pan", "leche", "sopa", "sol", "manos", son algunas palabras que aparecen con bastante frecuencia en la obra.[1][30] Sin embargo tampoco cae en un lenguaje callejero, sino que utiliza un español culto, con influencias modernistas y posrománticas, que puede observarse en expresiones tales como, por ejemplo, «vaso de acíbar» o «salacidad de fauno».[34] Llegarían a venderse unos cien mil ejemplares del libro y se pensaría en hacer una película.[19][39] Ante tantas presiones, César Tiempo, terminaría confesando su autoría y la inexistencia de Clara Beter.[19] Inspirada en la broma, apareció una farsa teatral llamada Clara Beter vive,[1] obra también de César Tiempo, en 1941.[40] En 1974, César Tiempo publicaría Clara Beter y otras fatamorganas contando detalles autobiográficos sobre los distintos aspectos de la obra.En esta segunda edición se agregaría también un estudio de Estelle Irizarry y un texto del propio César Tiempo titulado «La hija de Clara Beter cierra el libro» en donde la supuesta hija reivindica a su madre.
César Tiempo
Elías Castelnuovo, prologuista de
Versos de una...
Echesortu, barrio en donde supuestamente vivía Clara Beter.