Sinfonía n.º 62 (Haydn)

[4]​ En cuanto a la participación del clavecín como bajo continuo en las sinfonías de Haydn existen diversas opiniones entre los estudiosos: James Webster se sitúa en contra;[6]​ Hartmut Haenchen a favor;[7]​ Jamie James en su artículo para The New York Times presenta diferentes posiciones por parte de Roy Goodman, Christopher Hogwood, H. C. Robbins Landon y James Webster.

No obstante, existen grabaciones con clavecín en el bajo continuo realizadas por: Trevor Pinnock (Sturm und Drang Symphonies, Archiv, 1989-1990); Nikolaus Harnoncourt (n.º 6–8, Das Alte Werk, 1990); Sigiswald Kuijken (incluidas las Sinfonías de París y Londres; Virgin, 1988-1995); Roy Goodman (Ej.

Haydn parece hacerse eco del joven Mozart en su tema de apertura, consistente en una frase triádica contrastada con otra más lírica, para luego hacer una transición al segundo tema a través de un crescendo alado.

[11]​ Este movimiento no se parece a nada de Haydn o Mozart.

Con una textura mínima, la melodía y el acompañamiento se comprimen en un único y delgado cordón sonoro mientras el movimiento fluye a un tranquilo galope pastoral, tal vez un riachuelo que se bifurca a partir de un arroyo bien conocido por Beethoven.

Es novedosa la misteriosa apertura en piano, ya que suena como si la música hubiera estado sonando sin ser escuchada durante algunos compases antes, para luego estallar con un súbito forte.

La tonalidad es ambigua durante los primeros seis compases antes de que el tutti al completo establezca la tónica en forte en el séptimo compás.

Haydn en 1785.