Sinfonías de París

[4]​[3]​ El responsable individual del encargo fue Claude-François-Marie Rigolet, conde d'Ogny (1757-1790), un aristócrata que a la sazón tenía unos veinte años de edad.

El conde, que ostentaba el cargo de «Intendant Général des Postes» (en francés, «Intendente General del Correo»), creció en un ambiente muy musical, en el que su padre llevaba una amplia colección de partituras manuscritas.

No es difícil entender por qué el compositor aceptó el encargo de estas sinfonías.

El propio conjunto de Haydn en Eszterháza nunca tuvo una plantilla que superase los veinticinco integrantes.

De acuerdo con Robbins Landon, «los músicos vestían espléndidos trajes azul cielo con elaborados volantes, y espadas en los costados».

La orquesta tocaba en un amplio teatro, en los que las interpretaciones eran patrocinadas por la realeza, incluida la reina María Antonieta, a quien agradaba especialmente la Sinfonía n.º 85, dando lugar al sobrenombre de la misma («La Reina»).

Robbins Landon las califica como «una sorprendente fusión de brillantez, elegancia, y calidez».

Haydn en 1785.
Portada del manuscrito autógrafo de la Sinfonía n.º 82 "El oso" de 1786.