A partir de ellas, se pueden construir acordes más complejos y ricos en sonoridad.
Además, las tríadas también pueden ser invertidas, es decir, se pueden cambiar el orden de las notas para obtener diferentes texturas.
En definitiva, la tríada es fundamental para entender y construir progresiones armónicas en la música moderna.
Existen cuatro tipos de tríadas principales, determinadas por las relaciones interválicas entre las notas que forman el acorde.
[1][2] No obstante cada compositor puede tener una percepción diferente de estas relaciones interválicas y sonoridades musicales.