Si bien las barcarolas más famosas son del periodo romántico, el género era ya bien conocido en el siglo XVIII, pues Burney mencionó en The Present State of Music in France and Italy (1771) que era celebrada como una forma muy apreciada por los «coleccionistas de buen gusto».
Fue una forma musical popular en la ópera, donde se aprovechó el aparente estilo sentimental poco artístico de la canción folclórica.
Además del ejemplo de Offenbach, Giovanni Paisiello, Carl Maria von Weber y Gioacchino Rossini escribieron arias que eran barcarolas.
Gaetano Donizetti reflejó el ambiente veneciano al inicio de Marino Faliero (1835) con una barcarola para gondolero y coro.
El atmosférico número de Richard Di’ tu se fidele il flutto m’a spetta en el Acto I. Schubert, aunque no usó el nombre específicamente, empleó un estilo reminiscente de la barcarola en algunos de sus más famosos lieder, en especial Auf dem Wasser zu singen (Para cantarse sobre el agua), D.774.