[4] La partitura está escrita para una orquesta formada por:[1] En cuanto a la participación del clavecín como bajo continuo en las sinfonías de Haydn existen diversas opiniones entre los estudiosos: James Webster se sitúa en contra;[6] Hartmut Haenchen a favor;[7] Jamie James en su artículo para The New York Times presenta diferentes posiciones por parte de Roy Goodman, Christopher Hogwood, H. C. Robbins Landon y James Webster.
No obstante, existen grabaciones con clavecín en el bajo continuo realizadas por: Trevor Pinnock (Sturm und Drang Symphonies, Archiv, 1989-1990); Nikolaus Harnoncourt (n.º 6–8, Das Alte Werk, 1990); Sigiswald Kuijken (incluidas las Sinfonías de París y Londres; Virgin, 1988-1995); Roy Goodman (Ej.
El movimiento de apertura se inicia con un acorde en forte, que da paso a un tema principal suavemente enérgico, interpretado primero por las cuerdas solas, y luego reiterado con adornos en los vientos.
La sección de desarrollo también está protagonizada por la flauta solista y se cierra con un episodio en forte en modo menor, que evoca el Sturm und Drang, antes de la recapitulación final, en la que se vuelve a exponer el material temático principal.
Particularmente notable es el segundo tema que empieza con oboes y fagots vibrantes mientras la flauta entra en un motivo cadencial.
A continuación una melodía de largo aliento en los violines, sobre un acompañamiento ondulante en las cuerdas graves, hace avanzar el movimiento.
El otro tema principal de este movimiento es una figura descendente "suspirante" en los vientos, que más tarde reaparecería esencialmente sin cambios en la sección "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"
Un comentarista caracteriza acertadamente este movimiento como "un maravilloso resumen del juego entre lo cómico y lo lírico que impregna toda la sinfonía".