Sus expectativas de lograr la corona imperial, sin embargo, nunca se cumplieron.
En 1248 fue atraído por nobles descontentos para liderar una revuelta contra su padre, el rey Wenceslao I.
El ducado no tenía gobernante desde la muerte del duque Federico II en 1246.
Wenceslao usó esto como pretexto para invadir Austria en 1250; según algunas fuentes, los estados le habían pedido que restableciera el orden.
Para legitimar su posición, Otakar se casó con la hermana viuda del último duque, Margarita de Austria,[2][3] treinta años mayor que él; por ella se había cancelado veinticinco años antes el compromiso entre su tía Inés (futura santa Inés de Bohemia) y el Rey de romanos Enrique (VII).
Tras la muerte del rey Conrado IV, Otakar esperaba obtener la dignidad imperial, pero su elección no fructificó.
Bela cedió Estiria a Otakar, y su derecho sobre esos territorios fue reconocido por el emperador, Ricardo de Cornualles.
Rechazó reconocer a su rival, Rodolfo I de Habsburgo, y apremió al papa para que hiciera lo mismo.
Dos años después, el rey bohemio intentó recobrar sus tierras perdidas por la fuerza.
Otakar es considerado el más grande gobernante checo, junto a Carlos IV.
Fundó numerosas ciudades, no solo en Bohemia, Moravia-Silesia, sino también en Austria y Estiria, e incorporó muchos asentamientos existentes a través de fueros civiles.