Constanza de Hungría

Después de la invasión de los tártaros a Hungría en 1241, el rey Bela IV se esforzó por fortalecer los contactos dinásticos con sus vecinos.

Éste, en 1230, a petición de los tártaros hizo demoler todos los lugares amurallados.

La difícil situación en la que se hallaba el duque de Galitzia causó solo penas a Constanza.

Su esposo era violento y de naturaleza indomable, haciendo sufrir constantemente a la princesa real húngara.

En 1266 quedó viuda y se retiró como monja a un convento en Sandra.