Fue el primer tanque con forma moderna, es decir, una torreta con el armamento principal sobre el casco acorazado y movido por orugas.Desarrollados gracias a los esfuerzos del coronel Jean Baptiste Estienne, militar que ya en la Batalla del Marne, en septiembre de 1914, hizo esta afirmación: "los primeros que sean capaces de construir acorazados terrestres ganarán la guerra".Finalmente la sociedad Schneider-Creusot (representante en Francia de la compañía estadounidense Holt) se interesó en el proyecto.Actuaban en pequeños grupos como apoyo de la infantería y tuvieron éxito al frenar la ofensiva alemana del verano de ese año, rompiendo las líneas alemanas en un ataque sin preparación artillera previa.A pesar de quedar totalmente obsoletos, Francia los siguió usando hasta la Segunda Guerra Mundial.Esta vez es la firma Renault la que se interesa en el proyecto, y en diciembre de 1916 el modelo estaba acabado.Fue construido con licencia en los Estados Unidos para su ejército en tres fábricas diferentes: Van Dorn Iron Works, Maxwell Motor Company y CL Best Company al que denominaron Light Tank M-1917, siendo transferidos 236 al ejército canadiense en 1940.[2] Los soviéticos construyeron con licencia una versión que denominaron KS (Krasnoye Sormovo) "Russki Reno".Otros países compraron estos tanques a Francia: Polonia, Finlandia, Estonia, Lituania, Rumania, Yugoslavia, Checoslovaquia, Suiza, Bélgica, Países Bajos, España, Brasil, Turquía, Irán, Afganistán y Japón (Tipo 79 Ko-Gata).[5] Los Renault FT-17, junto con los tanques Schneider, constituyeron los primeros vehículos blindados del ejército español.Estas unidades fueron utilizadas principalmente para defenderse de las incursiones soviéticas, en la Guerra Anti-Fengtian y en la Expedición del Norte.[11] Tras finalizar el conflicto, el Imperio del Japón regaló los FT-17 sobrevivientes al nuevo Ejército Imperial de Manchukuo, ya que había desarrollado su primer tanque autóctono, el Tipo 89 I-Go, gracias a los datos obtenidos durante los combates.El comandante-tirador se encontraba en la torreta, en el centro del vehículo, y podía estar sentado sobre un pequeño asiento.Tenía cinco mirillas para la visión y podía girar la torreta manualmente.La tracción se realizaba por una rueda dentada en la trasera, y en la parte superior tenía seis pequeños rodillos de retorno.
El Renault FT-17 del Museo del Ejército, París.
El FT-17 del Museo de Medios Acorazados de
El Goloso
, Madrid.