La ideología racista del Peligro Amarillo deriva de un «imaginario central de simios, hombres menores, primitivos, niños, locos y seres que poseen poderes especiales», que se desarrolló durante el siglo XIX, cuando la expansión imperialista occidental aducía a los asiáticos orientales como el Peligro Amarillo.
[7] La académica Gina Marchetti identificó el miedo psicocultural a los asiáticos orientales como «arraigado en temores medievales a Gengis Khan y a las invasiones mongolas de Europa [1236-1291], el Peligro Amarillo combina el terror racista a las culturas foráneas, ansiedades sexuales y la creencia de que Occidente será dominado y envuelto, por las irresistibles, oscuras y ocultas fuerzas de Oriente»;[8]: 2 por lo tanto, para oponerse al militarismo imperial japonés, Occidente amplió la ideología del Peligro Amarillo para incluir al pueblo japonés.
Era producto del desasosiego que provocaba la desproporción tan grande entre los pocos occidentales dominadores y los muchos orientales dominados, y por eso se señalaba la región donde esa desproporción era mayor, en las zonas más habitadas del planeta.
La idea venía definida por el receptor occidental, no tanto por ese “amarillo” tan peligroso, sino sobre todo, por la imagen que cualquier persona tenía cuando se hablaba de algún país lejano con una actitud amenazadora, ya fuera Japón, la URSS, o la India.
Los productos japoneses se convirtieron en una competencia indeseable para los gobiernos coloniales, cuando estos, empezaron a desbancar las exportaciones de las metrópolis; lo que provocó que dichos gobiernos, comenzaran a levantar barreras contra la penetración comercial japonesa.
Otro de los usos que se le dio al “peligro amarillo” desde Occidente, fue el de describir a los gobiernos no controlados por ellos mismos como especialmente déspotas y autoritarios; método utilizado para justificar el propio colonialismo, que pasó a definirse con el llamado“despotismo asiático”, afirmando que la vida de las personas tenía escaso valor ante los “tiránicos” gobernantes orientales.
[17] Con el despotismo asiático, se reforzaba la idea de la “superioridad blanca” frente a las “razas inferiores”.
En tiempos de calma, el “peligro amarillo” era más paternalista y se fomentaba la simpatía hacia los oprimidos orientales frente a los gobernantes tiranos y dictatoriales, haciéndoles merecedores de aprender el camino del progreso pero siempre tutelados por Occidente.
Así, la carrera colonial no se vio impulsada solo por la conveniencia de librar a los oprimidos del yugo despótico sino por múltiples fantasías sexuales, tales como las Mil y una noches, el Kamasutra o las mousmée, una palabra tomada del japonés [musume, hija] que significa joven prostituta en francés.
El ejemplo más claro fueron las novelas coloniales, cuya estructura básica consistía en la historia de un occidental que, durante su estancia temporal en un país exótico, narraba cómo era este, centrando la trama en su relación con una nativa.
Japón tenía una fuerte imagen propia que iba más allá de su pertenencia a Oriente.
[19] Entre los países europeos de segunda fila como España, Japón se convirtió en un referente a seguir, ensalzando sus virtudes pero también mostrando sus defectos cuando era necesario criticarles.
Por ello podemos entender que el progreso de Japón, fuera admirado, pero se explicara por su occidentalización.
Esa caracterización infrahumana del soldado japonés pervivió durante mucho tiempo, llegando a ser representado como una alimaña.
Ello llevó a justificar que al soldado japonés se le pudiera exterminar como si fuera un animal durante la guerra del Pacífico, donde los niveles de desprecio por la vida del enemigo aumentaron a niveles nunca alcanzados en Europa.
Los artistas plásticos europeos tuvieron una gran influencia de la estampa japonesa, cuyo estilo se convirtió en referencia para muchos artistas impresionistas y postimpresionistas,[21] y la literatura japonesa también contribuyó a que muchos escritores como Juan Ramón Jiménez o Rubén Darío imitaran sus formas literarias con los haiku.
Otros muchos autores eligieron temáticas exóticas japonesas para sus obras, y libros como el Genji Monotagari de Murasaki Shikibu, llegaron a ser superventas en Europa[22] En EE.
[25] Más tarde, sobre todo a partir del bombardeo de Pearl Harbor, resurgió el “terror amarillo” en EE.
Durante el periodo de la II Guerra Mundial se empieza a sospechar que todos los japoneses residentes en EE.
[27] Las medidas destinadas a frenar la inmigración china incluyen un importante impuesto tras la invasión del Japón imperial y ocupación de China, que fue abolido en 1944 y por el cual desde el gobierno de Nueva Zelanda ya se ha emitido una disculpa formal.
[34] Como hemos mencionado anteriormente, las novelas coloniales también fueron una de las mayores representaciones de ese «peligro amarillo», retratando en las mujeres asiáticas la parte más exótica del término y en los hombres asiáticos la parte más cruel del mismo.
Ming el Despiadado, archienemigo de Flash Gordon, fue otra adaptación del mismo personaje.
[39]Posteriormente la adaptación cinematográfica del Universo Marvel, Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos (2021), reemplazará a Fu Manchú por “el Mandarín”, Xu Wenwu (Tony Leung); Por lo tanto, se minimizan las implicaciones del peligro amarillo, ya que, el Mandarín, se opone a un superhéroe asiático, Shang-Chi (Simu Liu), mientras se omiten las referencias al personaje de Fu Manchu.
Su significado y su duración tuvieron una íntima relación con la delicada situación defensiva de las Filipinas: tanto China como Japón podían acabar con la débil presencia española en el archipiélago filipino si así se lo propusieran, puesto que si juntaran sus efectivos podrían triunfar ante la endeble Armada hispana estacionada en el Pacífico.
Los planes estratégicos contaban con la posibilidad de una victoria inicial japonesa aprovechando la sorpresa y la dispersión de la flota hispana en Filipinas, pero se temía sobre todo que los invasores pudieran desembarcar en el archipiélago en esos primeros momentos y provocar una revuelta que haría imposible su recuperación.
[46] Tras ese incidente el “peligro amarillo” fue menor en España debido a la escasez de inmigrantes, los pocos productos japoneses que llegaron y la pobre situación en el ámbito internacional, por lo que a pesar de tener alguna presencia en los discursos falangistas del siglo XX, predominó la indiferencia.
Los chinos malvados del siglo XXI son más bien contables un poco pusilánimes como el que sale en The Dark Knight, la última película de Batman.
China es un caso único en el mundo de crecimiento sostenido, con unas tasas muy elevadas en un promedio del 10% durante 30 años.
La crisis mundial de 2008, no hizo sino reafirmar aún más esos miedos, encendiendo de nuevo todas las alarmas del “peligro amarillo”, esta vez como miedo a que una nueva potencia mundial que parece insuperable aplaste económicamente a todos los países occidentales.
En los años 2020, ante la pandemia por COVID-19, se registraron actos de discriminación contra la población china en varias partes del mundo.